
Llevo años defendiendo que los apaños con la ETA, injustos e inmorales, minan gravemente el Estado de Derecho, con el efecto disolvente de la nación que ello supone. Creo que una suerte de frío, errado y no muy valeroso realismo por parte de Rajoy propició ese pacto de 2008, agravando con ocultación e indolencia esos daños a la nación. Además dudo que haya mejorado los resultados en las urnas, pues del naufragio electoral del PSOE de cuatro millones y pico de votos, su realismo ha recogido medio. Tal vez será buen presidente, eso quiero. Pero hereda un apaño con la banda gestado con no sé qué nivel de su aquiescencia en la segunda legislatura de ZP. En entrevista de longitud castrista en GARA, los asesinos deslizaron que el gobierno habría dado garantías de que el PP estaba al tanto de las conversaciones. Sí, pueden mentir los etarras. Ahora, Rajoy obvió el asunto. Concluirá el lector que no confío demasiado en lo que hará el popular en este terreno. No sé qué deparará el futuro y no le aventuro intenciones rechazables. Pero he vivido el pasado reciente y en esta cosa me he vuelto bastante tomasista. Y no por el torero, sino por el discípulo Tomás: ver para creer. Hace pocas fechas Zabaleta declaró que ARALAR añora refundirse con BATASUNA, organización terrorista, recuerdo. Vuelta a la casa del terror. Bien, ARALAR, integrante de AMAIUR, fue seguidamente recibida en la sede del PP vasco por Basagoiti, el hombre que habla titulares, para parlar de terrorismo con Zabaleta. Pa´ normalizar relaciones entre partidos, justificaron los populares. Decididamente San Gil no valía para según qué. Rajoy, Basagoiti y su política pop, tras recibir en su sede a ARALAR, ese trozo de AMAIUR, podrían sin mucho impedimento hacer lo mismo y con cafelito con el resto de la legal AMAIUR. Rufi, Pernando y tal. Todo de mucha risa. Eso sí, a riesgo de que los filoetarras les pidan cuentas por el ofensivo empeño de Miguel Ángel Blanco en impactar con su nuca contra las balas de Txapote.