Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

29 junio 2008

Encaramado sobre la sangre, de la mano de Eta



El objetivo del nacionalismo vasco es la consecución de la mítica Euskalerria. Esto es: la separación de Navarra y el País Vasco del resto de España. ¿Razón? Ninguna. ¿Razones? La de la sentimentalidad totalitaria de Sabino Arana, según la cual España ha sojuzgado y oprimido al pueblo vasco por los siglos de los siglos amén. Ese pueblo vasco con una supuesta conciencia nacional -Euskalerria- que sin problema ha vivido separado, repartiéndose entre distintos reinos, guerreando entre sí. Ese pueblo que ha dado a España conquistadores, militares, políticos y empresarios de renombre y apellidos vascos, que han engrandecido el nombre de la nación dentro y fuera de la piel de toro. Curioso ese pueblo que, sojuzgado, resulta que, andando los siglos, aporta tantos nombres a las élites de la nación española y que hoy se encuentra entre las regiones económicamente más prósperas. En fin, las mentiras del nacionalismo, las “razones” de Eta para matar, entre otros muchos españoles, a los vascos que no profesamos la religión sabiniana.

Eta se ha llevado por delante las vida de 850 ciudadanos y ha ocasionados miles de heridos y amenazados, amén de innumerables personas que han tenido que salir por partas del País Vasco y Navarra. Durante las décadas de matanza, los nacionalistas que, no lo olvidemos, comparten objetivos con los matarifes, no han tenido el más mínimo rasgo de decencia optando por lo único por lo que puede optar un demócrata: mientras el asesinato y la amenaza persistan, no hay legitimidad que ampare las aspiraciones separatistas. Así de claro. Ellos, con grandes dosis de cinismo, suelen argumentar que Eta no debe ser freno a sus aspiraciones, las del mito: la Euskalerria independiente. Si los demás les compráramos ese argumento, inmediatamente debemos reclamarles todas las nueces que han recolectado desde la transición. Por ejemplo, toda la ventaja que supone hacer política a tus anchas, macerando y ahormando la sociedad al gusto nacionalista, porque los adversarios políticos -esos odiosos españolistas- están amenazados, acosados, asesinados o huidos; sin capacidad de hacer política normalmente, sin poder ocupar el espacio público. Pero los nacionalistas de toda laya lo han venido disfrutando y aprovechando. A esos tipos, les importa bastante poco que maten a su vecino o que no le dejen vivir, con tal que sea por Euskalerria. Y en los matarifes, tanto de la pistola como sus colegas del escaño, se apoya Ibarretxe para llevar adelante su plan y su consulta ilegal e inmoral. Es decir, Ibarretxe se encarama sobre los muertos -nuestros muertos- que le proporciona Eta y con la ayuda de los votos que también le proporciona Eta en el parlamento.

Y dice el tío que es una consulta democrática, cuando en el País Vasco no existen las mínimas condiciones exigibles para que haya siquiera algo que se pueda asemejar a la libertad. Lo que hay es miedo a espuertas. Oiga, derrotemos a Eta, luego denme 30 años de libertad y entonces hablamos de lo que hay. Pero el nacionalismo no quiere eso. Sabe que con más libertad está perdido. Necesita de la amenaza terrorista para sobrevivir como hasta ahora. Al comienzo de esta cosa de Ibarretxe, el presidente autónomo decía que se haría la consulta en condiciones de “ausencia de violencia”. Cosa ya absolutamente intolerable: no exigía libertad, condición indispensable. Pero ni siquiera se para ahora en lo de la “violencia”, no terrorismo, que suena muy fuerte. Resumiendo: Ibarretxe, el nacionalismo vasco, suelta lágrimas de cocodrilo cuando hay un asesinato, pero a renglón seguido se aprovecha de ello, sobrevive con ello. Menudos tipejos los juanjoibarretxes, madrazollamazares y demás patulea independentista. Y detrás de ese plan secesionista y su consulta, que sólo existe porque Eta ha puesto 850 muertos sobre la mesa, llegará Zp con la reforma del estatuto del País Vasco, igualmente heredero de esos asesinatos y no de la libre elección de los ciudadanos. Se haga lo que se haga, lo de Ibarretxe o lo de ZP, se habrá pagado un enorme precio político a Eta, al nacionalismo en general. Lo uno y lo otro es un postrer tiro sobre las tumbas de las víctimas, sepulcros así, de la nación española de personas libres e iguales; el bien a proteger porque nos hace ciudadanos. Nación que a Zp le da exactamente igual. No hay más nación que el poder y el partido.

25 junio 2008

Los principios


Quienes defienden el liderazgo de Mariano Rajoy al frente del PP, suelen utilizar la palabra “principios”. Sostienen que Mariano no ha cambiado de principios, que nunca los traicionará. Y tienen razonable asidero argumentativo cuando se quejan de la insensatez de quienes exigen al líder pruebas de su pureza ideológica. Parece lógico pensar que quienes formulan la acusación, vienen obligados a aportar la prueba y no a la inversa, como exigen los taimados críticos. Pero esta cosa tan lógica tiene algo de trampa. Se utiliza el manto de la estridencia de algunas acusaciones periodísticas, para tapar la procedencia de dudas muy razonables sobre cuestiones no menores. Dudas que, de manera templada, han sido expuestas por el sector crítico.

María San Gil se fue de la ponencia política. Dijo que la composición del texto con Soria y Lassalle fue una carrera de obstáculos en lo referente al PNV, la nación y tal. Algo humillante. Total, que ante la actitud de Rajoy en la refriega, la guipuzcoana perdió la confianza en el jefe. Seguidamente dejaron el texto de María tal cual. Luego se dedicaron a afearle la conducta con el argumento de que el documento que salió era el suyo. Clavadito, oiga. ¡Que qué quieres, niña! Total: cabezonería, estaba manipulada como títere en una operación de Mayor contra Rajoy, que toma ansiolíticos la muchacha…

Llegado el congreso de Valencia, la ponencia es reformada evitando mencionar la actitud obstruccionista del PNV en la lucha contra el terrorismo. Esa omisión, en sí misma, ya es una enorme mentira conociendo la redacción anterior… y la vida misma, oye. Mentira, mentira… suponiendo intencionalidad en quien la perpetra, claro. ¿Lo dejamos en que fue un despiste? Pero es que no se lo cree nadie. Además, las ganas de caer simpáticos en Sabin Etxea les impulsó un poco más allá. Se agrega una reivindicación en favor de los militantes nacionalistas que se han destacado en su denodada lucha contra el terror. Y yo sin saberlo, tú. Con toda la ironía de la que fue capaz, Santi Abascal preguntó dónde estaban esos ignotos nacionalistas tan solidarios y heroicos. Nadie le respondió: no existen. Así que María, caprichosa, se fue a pesar de que le habían respetado el texto ¿no? No te joroba. Lo cierto es que María no quiso servir de coartada de esta maniobra, y dio un muy necesario aldabonazo cerrando la puerta por fuera. Personalmente me horroriza y me hiere que, tras décadas de errores en el trato con los nacionalistas, ahora se reiteren tan bonitamente; ya no sólo desde el zapaterismo, sino, y aún salvando las distancias, por el marianismo. Ojos para ver.

Rajoy compareció en el Foro ABC. Justificó el diálogo con los nacionalistas en la experiencia de 1996. Y nada, que no ha llovido desde entonces para el barbado presidente pepero. El PNV firmó el Pacto de Estella, impulsa el plan Ibarretxe, se ha opuesto a cualquier medida legal y política contra Eta, denuncia la ilegalización de los batasunos, etc. Vamos, unas cuantas cosas difíciles de ocultar ¿que no? Uno pensaba que el vaso de la paciencia del PP se habría colmado con lo de Estella, pero ya ven que no.

Y en esto del diálogo con los nacionalistas también hay trampa. O eso me parece. Afirmaba Rajoy que no tiene nada que hablar con los nacionalistas sobre la unidad de España, la lucha contra el terrorismo y tal y cual. Que hablará de otras cosas como el transporte, la economía, etc; tal como ha ocurrido estos días en el Congreso. Leche, ¿y quién se lo impide? digo yo. ¿Necesitaba el gallego ese cristo de reforma en la ponencia política, para poder votar con CIU y PNV sobre la crisis económica? En fin, no es hueso para mí. Pero tranqui, que cuando expones estas inquietantes circunstancias, siempre hay alguien que asegura que los principios no se han tocado. Y fíjate que a mí, estas cosas de las que hablo me parecen demasiado aledañas a los principios. Yo no aseguro una cosa ni su contraria al respecto. Me limito a ver y oír. Y luego a rumiar y a dudar. Dar vueltas a estas cosas tan amoscadoras, repensarlas y así y asau, es incómodo; cierto. Pero me niego a obviarlas y, como hacen algunos, afirmar con total seguridad que nadie ha tocado los principios. Y punto pelota. Será que lo saben de buena tinta. Veremos.

18 junio 2008

La acera


Navarra es pequeña y, casi casi, nos conocemos todos. Con alguna frecuencia hay alguien, un ciudadano cualquiera, que me aborda y me pregunta si soy yo. Quiero decir, si soy Ulayar, el de Echarri, el de la AVT. Como el inteligente lector sospecha, suelo reconocer que yo soy yo. No tengo más persona a la que achacar mi diario ser y discurrir, que a mi mismidad. Confirmadas las sospechas de mi interlocutor sobre la identidad de quien suscribe, unas veces me regalan media docena de palabras de ánimo, solidaridad y –qué vergüenza paso– hasta de admiración. En realidad qué poco hay en mis adentros, pienso en esa situación. Otras, las menos, hacen parada de más reposo para fundamentar lo que los anteriores me dejan sólo en ráfagas. Uno agradece mucho esas muestras de cariño, hijas de la necesidad de esos ciudadanos de expresar su solidaridad con las víctimas del terrorismo, en estos tiempos zapaterescos tan difíciles.
Pero si uno se hace cargo de todo lo que escucha, de pronto le entra un cierto canguelo. Casi todos te piden que sigas, que no lo dejes, que están con nosotros, con las víctimas. Y de pronto tomas conciencia de que alguna referencia encuentran en mi discurso. Les confieso que eso me asusta un tanto. Y es que muchas veces cruza por mi mente la idea de que uno se cansa. Qué demonios, hay días que uno está hasta las mismas narices. Los setenta paran lejos ya y me va quedando largo largo todo esto. A la par de la convicción ciudadana, empuja el “por ellos”. Y el primer “ellos” es mi padre, como no podría ser de otra forma. Lo vi caído a tiros, derrumbado, descansando la agonía sobre el charco de su sangre en aquella lluviosa acera de 1979 en Echarri Aranaz. Y me digo que nunca podría tirar la toalla. Es decir, no quiero callar y no puedo callar. Si a él, como a muchos “ellos”, los callaron a tiros por expresarse como ciudadanos españoles en libertad, el resto, cuanto más sus hijos, tomaremos la palabra en defensa de su Memoria, Dignidad y Justicia; que no es otra que la de la ciudadanía democrática española.
También la de quien me aborda para darme ánimo; que si bien alguna vez me genera reflexiones abrumadoras, se agradece y sirve de empujón. En cualquier caso no menos abrumadora es aquella acera donde yace tendido el padre asesinado, no menos lo es el dolor de la madre, de mis hermanos; del chaval de trece años que, aún hoy, alguna vez escapa de mí con la necesidad de regresar a la lluviosa noche del 79; a pararse sobre la acera empapada de lágrimas, agua y sangre. El dolor de tantas víctimas, dolor de ciudadanía española herida, asesinada. “Por ellos, por todos”, reza con profundo sentido cívico uno de nuestros lemas en la AVT. Ciudadanía que siente, alma de la Nación. Sentimiento que constituye la "carnalidad" de esa ciudadanía, que diría el gran Agapito Maestre.

12 junio 2008

11-M


Es un tema el de los atentados del 11-M difícil de transitar. El terreno se ha embarrado hasta la náusea. Siempre encontrarás quien te llame facha o conspiranoico por el mero hecho de expresar dudas sobre la investigación; o por decir que no se determinó el explosivo, cuestión fundamental. También encuentras quien te acusa de vendido a ZP por deslizar una sonrisa escéptica ante aquello de que Eta tenía cogido a Zapatero “por los vagones”; o por pensar que aquellas concentraciones mensuales de los días 11 no servían. Pero al margen de todo eso, la cruda realidad es que a día de hoy hay muchas víctimas de aquella masacre, muchas familias rotas, que no se conforman con una sentencia que tira por tierra las acusaciones de una más que mejorable fiscalía, contra quienes consideraba los autores de la matanza.
Y sí, la mayor certeza consiste en que no sabemos quién ha sido. Otra cosa que sabemos es la obscena utilización de aquellos muertos por parte de la entonces oposición, con la inestimable colaboración de Prisa y sus terroristas suicidas fantasmas, durante tan aciagos días. Transcurridas unas horas, querían saber. Hoy, transcurridos cuatro años, ya no quieren saber nada. Todo está claro a pesar de que la justicia no ha condenado a quienes la fiscalía acusó, con una versión contra la que era pecado objetar. Te podían acusar de buscar la suelta de los matarifes y hasta parangonarte con HB en la defensa de sus terroristas. Eso le ocurrió a la AVT. De entre tantos, hay un caso especialmente patético, el de un gentucilla llamado De Diego, que vomita por una radio que tiene a bien –mal– enjaezarse con su desprestigio. Hay que ser miserables. Que se lo digan a la cara a nuestra vicepresidenta Ángeles Pedraza, que perdió a su hija y que ha escrito recientemente sus razones para no estar conforme con el proceso en un artículo de El Mundo.

Precisamente estos días se juzga a los superiores de los peritos policiales del “caso del bórico”, como se ha dado en llamar ese asunto. Redactaron un informe que hablaba de la existencia de ácido bórico en unas muestras del 11-M, así como de su aparición en otras investigaciones relativas a Eta y a un antisistema. Simples antecedentes para ilustrar su posible utilización en explosivos. Pero algo tan tonto se convirtió en casus belli para la superioridad. Y este ciudadano que suscribe, legítimamente, se pregunta: si en esta memez se actuó tan sañudamente contra los peritos –con la improcedente e implacable intervención del inefable Garzón– con tal de que no apareciera la palabra prohibida –Eta– ¿qué no habrá podido ocurrir en otros aspectos de las investigaciones verdaderamente trascendentales?

Cuentan que Garzón, durante el interrogatorio a uno de los peritos, descalificaba la procedencia de consignar aquellos antecedentes del ácido bórico en los informes, con el estúpido razonamiento de que él lo usaba para combatir el olor de pies. El perito le respondió que seguro que no lo usaba por kilos, que es como se los encontró la policía en los referidos casos. En fin, parece que el ácido bórico puede usarse como conservante y como enmascarador de olores, vaya. Así de simple. Pero qué manía. El caso era evitar la palabra prohibida. ¿De dónde la consigna? Así que los maquinadores de la manipulación del 11, 12, 13 y 14-M ya cobraron su pieza: el gobierno Aznar. Y no quieren saber otra cosa. Oye, y a los muertos tierra. Triste España.

09 junio 2008

¿Vivir al tuntún?


Gabrielillo, el personaje de los Episodios Nacionales de Galdós, ve alejarse la posibilidad de hacerse, al fin, con su amada Inés. Antes una pobrecilla como él; de pronto hija de la condesa Amaranta. El desnivel social que de pronto les separa, se le antoja inexpugnable, la distancia enorme abierta entre ambos aparece infranqueable. La valoración de esas circunstancias minan terriblemente su ánimo, su determinación de luchar por el amor de Inés. De tal manera, que le fuerza a la más dolorosa decisión: renuncia a su Inesilla. Y teme sentirse perdido, y comienza a estarlo, sin norte, sin el ideal imprescindible para toda vida de hombres que se precie de tal. Así se expresa Gabriel en este maravilloso párrafo de Napoleón en Chamartín que, como tantos otros de don Benito, te alimenta una y otra vez. Y cada vez mejor. ¿Se puede vivir al tuntún, sólo al pairo del exterior y ya veremos; sin elección, sin su consiguiente esfuerzo, sin libertad en suma? ¿Qué vida es esa? Da para muchas preguntas el admirable don Benito Pérez Galdós, preguntas esenciales, más allá de ese amor imposible.

“Las dificultades insuperables, la imposibilidad evidente de destruir con el solo auxilio de mis dedos aquella montaña que Dios había puesto en mi camino, me rendían de tal suerte, que me crucé de brazos, hallándome incapaz para todo. Y desde abajo, desde la inmensa profundidad donde me encontraba, decía, mirando el pedacito de cielo que difícilmente percibía encima de mí: -¡Oh cielo! ¡Cuán lejos te veo, y qué bajo estoy después que creí tocarte con mi mano­­­! Pero pues Dios ha dispuesto mi caída, renuncio por ahora a estar cerca de ti, y me arrastraré por estos oscuros fondajes, buscando un pedazo de pan que comer, sin más objeto ni aspiración que dar a la bestia de mi despreciable persona el forraje que diariamente necesita.

Así dije, si bien no recuerdo si empleé las mismas palabras. ¿Qué es el hombre sin ideal? Nada, absolutamente nada: cosa viva entregada a las eventualidades de los seres extraños y que de todo depende menos de sí misma; existencia que, como el vegetal, no puede escoger en la extensión de lo creado el lugar que más le gusta, y ha de vivir donde la casualidad quiso que brotara, sin iniciativa, sin movimiento, sin deseo ni temor de ir a ninguna parte; ser ignorante de todos los caminos que llevan a mejor paraje, y para quien son iguales todos los días, y lo mismo el ayer que el mañana. El hombre sin ideal es como el mendigo cojo que puesto en medio del camino implora un día y otro la limosna del pasajero. Todos pasan, unos alegres, otros tristes, éstos despacio, aquéllos velozmente, y él sin aspirar a seguirlos, ocúpase tan solo del cuarto que le niegan o del desprecio que le dan. Todos van y vienen, cuál para arriba, cuál para abajo, y él se queda siempre, pues ni tiene piernas para andar, ni tampoco deseos de ir más lejos. Es, pues, la vida un camino donde mucha y diversa gente transita, y sobre cuyos arrecifes y descansos se encuentran también muchos que no andan: éstos según mi entender, son los que no tienen ideal alguno en la tierra, así como aquéllos son los que lo tienen, y van tras él a prisa o con calma, aunque los más antes de llegar suelen hacer alto en la posada de la muerte, donde por lo pronto se acaban los viajes en este camino.”

03 junio 2008

NaBai y la intimidación. Diario de Navarra 4.06.08


El pasado 30 de mayo varios ediles de NaBai en la Barranca Burunda, denunciaron ser objeto de actos intimidatorios por parte de miembros de la última franquicia etarra, ANV. Vaya desde estas líneas mi absoluto rechazo a todas las prácticas matoniles de los proetarras destinadas a atemorizar a los citados representantes nacionalistas; por mucho que el nacionalismo legitime políticamente a la Eta del escaño. También mi comprensión, especialmente para la alcaldesa de Echarri Aranaz, a quien colocan pasquines amenazantes en las inmediaciones de su casa.
Y uso el verbo comprender con la autoridad que, por desgracia, me otorga una larga experiencia. Mi familia es echarriana y en la fachada de nuestra casa hemos soportado pintadas con lindezas como Gora Eta o Hijo de puta, en referencia a nuestro padre, durante décadas. Jesús Ulayar y su familia sufrimos terrible y prolongado acoso por haber cometido el horrendo pecado de no ser de la tribu nacionalista. Españoles, ya saben, de los que no se callan, que no tragan. Así que comprendo muy bien los temores de esos miembros de NaBai. Conozco el temor que te dejan en el cuerpo las reiteradas llamadas de teléfono anónimas, insultantes unas veces, insidiosamente silenciosas otras. Tras su asesinato, supimos del miedo atroz que tuvo que soportar Jesús Ulayar. Se sabía amenazado y con una familia a su cargo. Lo guardó para sí por no alarmarnos. Menudearon los anónimos, los insultos, las calumnias urdidas contra Ulayar, los silencios miserables de quien negaba el saludo al vilipendiado españolazo y su familia; o quien hacía como que no pasaba nada. No sé qué es peor. Es más fácil no ver o incluso hacer sangre con el inocente, que defenderlo del linchamiento nacionalista. Y en medio de aquel panorama, a esa edad en la que tus padres lo son todo y pueden todo, descubres que en realidad son vulnerables, que sufren, que la segura fortaleza del hogar familiar no lo es tanto.
Y tanto. Como que un etarra vecino del pueblo, Vicente Nazábal, descerrajó cinco tiros a nuestro padre en mi presencia. Cuando meses después el grupo de Nazábal fue detenido por la Guardia Civil –setiembre 1979– el PNV, los PNV y EA actualmente integrantes de NaBai, emitió un comunicado de protesta al que el periodista Florencio Domínguez hace referencia en su libro Las raíces del miedo. Allí decían que a los detenidos "es el pueblo el único que les puede juzgar". Argumentaron su protesta en "el derecho que tiene toda persona a la libertad y a la vida y porque deseamos verlos entre nosotros rápidamente". ¡Y hablaban de los asesinos! Puede vomitar en este punto el paciente lector. Sigo. Después de aquello no se terminaron las calumnias, los insultos ni los acosos. Y así, calurosamente acompañados de ambiente tan simpático y cargado de solidaridad, crecimos y vivimos largos años en Echarri Aranaz. Hasta que en 1996 el asesino Nazábal salió a la calle y el ayuntamiento lo hizo hijo predilecto valiéndose de la abstención de PNV y EA, que disponían de mayoría municipal para evitarlo, y de los votos de HB, de la que se desgajó Aralar, otro simpático miembro de NaBai. De nada valió la protesta de la familia del muerto ante el ayuntamiento: aquellos concejales de PNV y EA volvieron a abstenerse y el póstumo insulto a la víctima quedó consolidado… hasta hoy. Sí, el gobierno municipal de NaBai en Echarri Aranaz mantiene la infamia, el permanente ultraje a la memoria de todas las víctimas del terrorismo que supone el nombramiento de hijo predilecto de Nazábal, asesino de nuestro padre y compañero de despacho de su líder, el siniestro Patxi Zabaleta.
Nuestra madre, Rosa Mundiñano, falleció el verano pasado y su alma herida sólo ahora encuentra definitiva y plena reparación. No la conoció de ese ayuntamiento cruel y sectario, que da voz en sus plenos a los proetarras mientras escupe sobre la memoria de sus víctimas. Deseo y reclamo para los ediles de NaBai el apoyo y arrope institucional y ciudadano que precisen. Ese que siempre nos negaron y nos niegan y que tanto necesitamos durante décadas la viuda e hijos de Jesús Ulayar. Y cierro con Beltor Brecht: “Primero vinieron a por los comunistas, y yo no los defendí, porque yo no era comunista. Después vinieron a por los judíos, y yo no los defendí, porque yo no era judío. Entonces vinieron a por los católicos, y yo no los defendí, porque yo no era católico. Finalmente vinieron a por mí, y para entonces, ya no quedaba nadie para defenderme”