Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

31 agosto 2008

Gabriel

Gabriel Moris, hasta hace pocos meses vicepresidente de la AVT en la junta encabezada por Alcaraz, se encuentra ingresado en la UCI de un hospital madrileño desde hace semanas. Inconsciente, busca puertas adentro de sí las mejores opciones en la pelea por su salud. Ahí anda Gabriel, mano a mano con los médicos, frente a la enfermedad. Navega en las profundidades de esos enigmáticos estadios de la mente inconsciente de un cuerpo enfermo, sagrario del alma. Lugares que dan para pensar hondo. Al margen de lo que cuenten los galenos, te interrogas sobre hasta qué punto el enfermo sabe o no sabe, siente o no siente; si discurre por una realidad paralela, ajeno a nuestro contacto, pero en un mismo empeño, creemos. La feracidad de la vida, consustancial a nuestra naturaleza, frente a la enfermedad, ay, otra consustancialidad. Cualquiera se ha hecho este tipo de reflexiones al pie de la cama del ser querido.
No le he conocido demasiado, pero lo suficiente. Reuniones, actos, correos y alguna conversación telefónica. Ah, y las referencias de delegados, socios y sus compañeros de junta. Creo que a cualquiera le ha ocurrido eso de conocer a alguien que inmediatamente te deja una huella, una impresión en el alma. “Este tipo es buena gente.” Pasa el tiempo, los acontecimientos, las dificultades... y concluyes que la impresión de esa persona responde a su verdad. Gabriel me ha resultado verdad. Ecuánime, moderado, convencido creyente, irradia paz. En este punto, friegue a conciencia el lector su mente de las insanias de esa falsa paz con las que últimamente nos dañaron tanto. Hablo de la verdadera. Sí, hay personas cuyo contacto te deja acelerado, entusiasmado, horrorizado, enfadado, indiferente... Pero este hombre transmite paz. Su recuerdo me da paz; estas letras que a sus espaldas perpetro, me traen paz. Mi oración por la recuperación de su salud, su evocación, acarrea paz hasta mi alma. ¿Por qué? Sencillo. Nadie da aquello que no tiene; así que sólo hay una respuesta: Gabriel tiene paz.
Llamo a su mujer, Pilar, interesándome por el enfermo. Me reconoce inmediatamente y agradece la llamada. Me cuenta que todos los días, aunque no sepa si escucha, le dice a su marido cuántas personas nos acordamos de él y rezamos por su restablecimiento. Pilar tiene una voz agradable, intensa; joven, diría yo. Hay ocasiones en las que cuando uno pretende consolar a quien sufre se da un fenómeno paradójico, admirable y que depende básicamente del interlocutor sufriente, mucho más que de uno mismo. Y me ocurrió con Pilar. Colgué el teléfono y me sentí reconfortado, acogido. Qué mujer la de Gabriel, pensé.
Gabriel y Pilar perdieron a su hijo Juan Pablo. Tenía 32 años cuando lo mataron en los atentados del 11-M, en la calle Téllez. Y no aceptan eso de que ya todo se sabe. Cualquiera con ganas de saber encuentra agujeros en aquella nefasta investigación. Él como licenciado en Químicas, fue perito en las investigaciones sobre esos explosivos de los que casi nada quedó. Seguro que los restos del último avión accidentado no será destruidos tan rápidamente -así deber ser- como los de aquellos vagones. Además de todas las lindezas que le cayeron a la AVT, por tanto a él, desde muchos medios, tuvo que soportar ser recusado -infructuosamente- por el abogado Gonzalo Boye, condenado por terrorista. Este tipejo no ha pedido perdón por su actividad terrorista y además se permite recusar a una víctima por ser víctima. Un país de locos el nuestro.
Pero al margen de estas y otras muchas jugadas que nos podría detallar el interesado, llevando el dolor de enterrar al hijo asesinado... Gabriel y Pilar nos regalan paz. Y se me ocurren comparaciones, no crean. No sé si son odiosas, pero resultan reveladoras de qué vive cada cual; ahí dentro en su almario, que refulge hacia los demás. Y me repito que nuestro amigo tiene paz e irradia paz. Lo digo de otro modo: nuestro amigo tiene a Dios e irradia a Dios.

26 agosto 2008

Rosa, primer aniversario

El 26 de agosto de 2007 murió la madre. Rosa Mundiñano. Hace un año. El primero. En paz descansa de los muchos cansancios que le estropearon la vida, pero que nunca la vencieron. Su historia resultó fieramente golpeada. Yunque de odios telúricos y necias maldades nacionalistas; y del miedo, el puto miedo de los "buenos", de los cobardes, de los indiferentes... Hoy repito unas líneas que Diario de Navarra, ABC y Diario Vasco tuvieron a bien publicarme a su fallecimiento.

La mañana del entierro algunos amigos me buscaron en el velatorio para darme el pésame. No me encontraron y lo sentí. Una falta de delicadeza por mi parte, tal vez. Sí que me acordé de ellos, pero es que decidí encerrarme un rato escribiendo sobre Rosa para todos. Quise dar testimonio a muchos de quién era ella y quién fue en mi vida. También, quise encontrarla un poco más en mí y hacerla presente para quedármela; arrebatársela un tanto a la muerte. Esa muerte que, en ausencia de Dios, es el final ciego y seco de cualquier animal cuyos polvorientos huesos están abandonados en el campo, al desgaste de la despiadada intemperie y sin que nadie repare en ellos. Ni ella ni mis hermanos, gracias a ella, creemos en otra muerte que no sea el comienzo de la Vida. La muerte no es el final, dice el canto religioso. Escribir es pensar, rezar. Y en aquella mañana de hace un año recé lo que supe.

Rosa Mundiñano, su Fe y un buen día.

El periodista y amigo Javier Marrodán, en su libro Regreso a Etxarri Aranatz relata la peripecia vital de la familia Ulayar Mundiñano antes y después del asesinato de nuestro padre, Jesús Ulayar, el 27 de enero de 1979 a manos de Eta, así como la de otras víctimas del terrorismo en Navarra. Transcurridos 25 años, el 24 de enero de 2004 e impulsado por Libertad Ya, se celebró un homenaje a su memoria y a la de todas las víctimas en Etxarri Aranatz. Precisamente ese día nació el germen del libro de Javier. La viuda, nuestra amá, Rosa Mundiñano ha emprendido su último y definitivo “Regreso a Etxarri Aranatz”. Tras larga y penosa enfermedad, el viernes pasado fue perdiendo la consciencia rodeada de hijos y nietos. El domingo, con las manos apretadas entre las de sus hijos, entregó el alma al Padre, alcanzando esa felicidad definitiva que en esta vida nos es tan esquiva, tan imposible. Ella, la viuda de Ulayar, es quien más ha sufrido la historia de difamación, persecución política y personal, asesinato y ulteriores desprecios y acoso a la que fue sometida nuestra familia por el fanatismo nacionalista vasco, ayudado del miedo de los demás. En esta hora en la que nuestra madre disfruta ya de la vida eterna, quiero compartir un par de cosas contigo, querido lector. La primera habla de la fe, al menos del grano de mostaza que atesoraba Rosa. Tras el descomuncal impacto del asesinato de su marido, de nuestro padre, esperó memoria, dignidad y justicia y no se abandonó al odio ni a la venganza. Nunca perdió la entereza y el saber estar, cualidades que le procuraban la serenidad y fortaleza que obtenía de la divina providencia con sus oraciones. Pensó que no podía desmoronarse y en este empeño vivió. ¿Qué iba a ser de mis hijos si en casa encontraban una madre desesperada y hundida?, recordaba. La segunda tiene que ver con aquel 24 de enero de 2004 en nuestro pueblo, el homenaje a Jesús Ulayar. En lo tocante a los años de injusticia, abandono y opresión, de nulo reconocimiento social de la tragedia, Rosa recordaba con emoción aquella jornada: “un día bueno, un día bueno en mi pueblo”, me decía. Aquel día bueno de nuestra madre fue obra de quienes, frente a la despiadada oposición de los etarras y sus corifeos, se empeñaron en sacarlo adelante: los amigos de Libertad Ya, a cuyo llamamiento respondieron 2.000 ciudadanos comprometidos. Mayores, jóvenes, personas anónimas, creyentes o no, políticos, autoridades -todo el Gobierno de Navarra-, sindicalistas, militares, otras víctimas, profesores, algún cineasta, periodistas, etc. Gracias por aquel “un día bueno” que nuestra madre saboreaba en sus últimos años.

20 agosto 2008

ANV se regodea en Berriozar

Aproximadamente hace un año, el alcalde de la localidad navarra de Berriozar por Nafarroa Bai, respondía en Diario de Navarra a una carta mía publicada en esas mismas páginas. Yo afeaba su conducta debido a que ese consistorio contrató un grupo musical para las fiestas de Berriozar, cuyas letras ofenden la memoria de las víctimas del terrorismo. En su réplica, además de acusarme de partidista –ya ves-, el primer edil pretendió compatibilizar la consumación de aquella ofensa a los asesinados, con la expresión de su "profunda solidaridad" con las víctimas del terrorismo. Tan bonitamente. Para no cansar omitiré el resumen de mi réplica, pues a la luz de estas pinceladas el lector juzgará innecesarias muchas explicaciones. Obvias y graves son las contradicciones de aquel discurso del señor Lasa.

Y el tiempo pasa, los días van andando y los hechos, que no la retórica vacía y falsa, siguen retratando. Estos días el alcalde de Berriozar, en una manifestación de su característica "profunda solidaridad" con las víctimas, ha permitido el uso de la escuela de música de Berriozar “Francisco Casanova” a la última marca proetarra ANV. Además de las implicaciones legales que pudiera tener el asunto, las éticas y ciudadanas me parecen elefantiásicas. Horroriza imaginar la pezuña proetarra hollando con saña el suelo de un lugar que ostenta el digno nombre de Francisco Casanova Vicente, vecino de Berriozar asesinado por Eta. Qué lóbregas las explicaciones que nos contará el alcalde.

13 agosto 2008

Qué... de país (III)

De Juana en la calle, sin un ápice de arrepentimiento y satisfecho de su carrera sanguinaria. Ha matado a 25 personas y la calculadora nos cuenta que le sale cada vida segada a unos 10 meses de prisión. El matarife cuyas sonrisas se alimentan de las lágrimas de las víctimas, será convecino de varias de ellas. Incluso compartirá escalera con una. Así se podrá carcajear muy a su sangriento sabor. Dicen que parece que los políticos y la justicia -no confundir con la Justicia- van a hacer no se sabe qué al respecto. Claro, no han tenido ni décadas para preverlo. Qué poca vergüenza.
Si la memoria no falla, en estas décadas hasta en seis ocasiones seis, los señores diputados socialistas, nacionalistas y comunistas, entre los que imagino a don José Luis -entre los socialistas, digo- se negaron a votar afirmativamente el cumplimiento íntegro de las penas para los terroristas. Incluso la AVT recogió un millón de firmas al efecto y que si quieres arroz Catalina. Que nones. Traducido: De Juana no estaría de copas por Pagozelai y vaya usted a saber. Y cómo olvidar la rebaja de petición de condena de la fiscalía a este reo, cuya proclividad al proceso de las narices se encargó de resaltar Zapatero. Con la toga hasta las cartolas del polvo del camino, Pumpido aflojó ante el juez desde más de noventa a catorce años, su apuesta de sombra para el asesino. Si el inefable Fiscal General hubiera o hubiese observado el deseable aseo indumentario, De Juana seguiría descojonándose de nuestros muertos sí; pero lo haría desde el interior de una prisión.
Alguno me dirá que hombre, que ya está, que ya sabemos lo que pasó; que a ver cómo pintan las cosas en la cosa a partir de ahora y tal. Bueno, es una postura muy adecuada para el descanso y el relax personal. Pero oiga, que ZP nunca ha dicho que no vaya a intentar nuevamente un apaño con la Eta. Vamos, los Egiguren y compañía, que me parece que son de la partida, tienen la idea clara; clara como el caldo de un asilo. Sólo hay que molestarse en escucharles. Tampoco ZP ha pedido perdón, o algo ligeramente parecido siquiera, que no le piden que se haga el haraquiri, por el trato dispensado a quienes hemos denunciado sus probadas felonías. Vaya, algo que apunte a una rectificación en sus intenciones. Pues no. No pide perdón porque no tiene ningún propósito de la enmienda. Mentirá nuevamente en este asunto de la Eta si así le conviene. De hecho creo que miente permanentemente.
Total, que ante el horroroso asunto De Juana los políticos se limitan a encogerse de hombros, cuando no a decir que mira, que ya ha cumplido condena; punto final. Este Estado de Derecho que padecemos y que tan negligentemente montó nuestra casta política, maltrata a sus víctimas, lo tengo dicho y lo repito. Todo un estercolero político y moral. Con que me limito a terminar el vadeo de este agosteño río de mis desánimos para sobrevivir. El caso De Juana se enfriará y a partir de septiembre los políticos alumbrarán alguna medida contra los terroristas que acalle definitivamente los coletazos de tan horroroso asunto. Medida que llega tarde tardísimo para tantísimas víctimas. Y a otra cosa, a estudiar cómo van las tablas de las encuestas. Me pregunto por qué Mariano no reivindica la actuación de su partido en lo que va dicho de las seis votaciones aquellas. Vamos, que era el proponente. De haber aceptado Felipe a la primera calculen ustedes dónde estaríamos hoy.
Me dicen que la Bardem no va a organizar una protesta por tanta dejadez frente a Eta. No, a su troupe le va más regalarles rositas. “¡Te lo dije seis veces en el parlamento, pesoé! ¡Y ahora mira al etarra: de paseo, muerto de la risa y las víctimas hechas polvo!” O algo parecido podría decir Mariano con toda razón. Pero nada oye. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Mi vecino. Mi vecino habla clarico. Sabrán que la justicia decidió dar vacaciones de mako a Elena Beloki, dirigente etarra. El motivo: quiere reproducirse. ¡Qué menos, señor juez! Mi vecino, que tira a reduccionista y poco sofisticado, me lo soltó en la panadería: “Salva, que a esta tía le dan permiso para salir a echar un polvo. No le des más vueltas.” Algo bruto, pero ¿a que a mi vecino se le entiende? Y así seguimos, machacando víctimas. ¿Estado de Derecho? Para la etarra cojonudo. Para el hijo de mi padre una mierda, oiga.

05 agosto 2008

Urkijo

La Oficina de Atención a Víctimas del gobierno vasco es, con la eficaz colaboración de Maixabel Lasa, una coartada para ocultar o maquillar las connivencias políticas del nacionalismo vasco con el terrorismo de Eta. Con la administración de unas ayuditas por aquí y unas lagrimitas en hipócritas homenajes por allá, el nacionalismo pretende el tratamiento de la víctima como mero “herido”, negando su condición ciudadana, por tanto política. Sí, sí, política; que somos ciudadanos y no simples objetos de piedad, castrados sociales, que es lo que le mola a Ibarretxe. Ahí está la gran cuestión, ocultar la motivación, la razón por la que Eta hace víctimas a cientos de familias: romper la nación española para la imposición de la mítica y totalitaria Euskalerria. Los motivos políticos totalitarios por los que mata Eta son básicamente los mismos supuestos políticos del nacionalismo llamado democrático... y gobernante. Ese que durante décadas se viene aprovechando de que la presión amedrentadora de los tiros y las bombas ha impedido a los no nacionalistas ocupar el espacio público, político, en igualdad de condiciones; moldeando una sociedad en dirección a los designios de Sabino Arana, aquel protonazi. Además muchos miles de ciudadanos han tenido que escapar del País Vasco y Navarra.

Ese es el gran pecado de los nacionalistas. Si el nacionalismo tuviera alguna fibra democrática, hace décadas que habría condicionado sus reclamaciones a la existencia de libertad para el adversario político. Oiga, derrotemos a Eta, déjeme treinta años de libertad a cambio de estas décadas de plomo y luego hablamos. Pero de eso no quieren saber nada. Quieren una salida “dialogada” con Eta para recoger así un último y suculento fruto, chapoteando sobre la sangre de los asesinados. Ya se sabe, el árbol y las nueces de Arzallus.

Así que las declaraciones de Txema Urkijo en torno al horroroso trance que vivimos las víctimas en estos días, van en el guión, pero no por ello son menos miserables. Este adjunto de la señora Lasa adjudica a la presión informativa de los medios de comunicación, la mayor parte del dolor que sufrimos las víctimas con la salida a la calle de De Juana, altivo y desafiante, a vivir entre sus víctimas. Y que mira, que ya han salido antes otros asesinos y no se ha montado este follón. Claro que no. Fíjese que si esto hubiese ocurrido en 1980, nadie habría escrito una sola línea al respecto de semejante ultraje, para regocijo, claro está, de este miserable sicario político de Ibarretxe.

Yo es que me acuerdo de aquellos años, que llevo mucha mili hecha. El señor Urkijo prefiere que no se diga nada, para que las víctimas no suframos. Como cuando en 1996 Vicente Nazábal, el asesino de mi padre, regresó a Echarri Aranaz y fue declarado hijo predilecto del pueblo con la connivencia de los conmilitones de Ibarretxe y Urkijo. Ese tipo salió desafiante y agrediendo e insultando a mi familia. Lanzó el cohete anunciador de las fiestas. El ayuntamiento le facilitó un contrato laboral, también con la connivencia de PNV y EA. Urkijo estará encantado de que el eco mediático del inmenso dolor de mi madre y hermanos fuera entonces escaso. Ya se sabe, ojos que no ven... nacionalista que descansa.
El nacionalismo vasco no soporta la víctima como ciudadano pleno, sujeto político como los demás ciudadanos, ni procura que se le haga justicia porque sencillamente esa visión les acusa gravemente. So infames.