Escapar

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El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

31 enero 2009

El Pódium

¿Cómo están mis cuatro lectoreeeees...? Vale, vale; me alegro. Nada, que hoy les invito a darse un paseo pero a cubierto, que el tiempo está mu malo. Una ronda por el ciberespacio pero quietecitos frente a la pantalla; con ese pijama favorito y al calor del hogar. A ver, ambiéntense. En primer lugar denle una patada al perro y seguidamente expulsen a los niños de la habitación. Admitan sólo la compañía de sus silentes cónyuges. ¿Ya? El paseo discurre por un rinconcillo de pensar, pero no el del castigo: ¡ala niño, al rincón de pensar! No no no, por Dios. Un sitio web no sólo cultureta, sino que... ¡eh, eh, eh! no se me escapen los del fondo, leche. Dejen el ratón quieto y vuelvan para acá. Es que algunos se despistan en cuanto les sugieres algo fuera del fútbol. Como les decía, es un sitio no sólo cultureta... bueno, mejor les digo que no es un sitio de presunciones culturetas, gente relamida y por ahí. Es un lugar de lecturas pensadas para ayudarnos a vivir. Bella intención ¿que no? No, no es un manual de autoayuda, so listo, que te he escuchado. Se trata del tipo de siempre, precipitándose con la húmeda para darnos a conocer lo que considera que nadie sabemos ni sospechamos. Mm... sí sí, tú, el de la IP 87.9.255.15o, ten paciencia, anda. (Tiene un alto concepto de sí mismo pero, créanme, es muy buena gente, je je) Total, que en www.elpodium.es nos regalan salutíferas lecturas. Oiga, ¡gratis et amore! Anden, lean y suscríbanse. Aquí les pego una pildorilla sobre el número en curso y así se animarán a visitar El Pódium.


LA VIDA SIEMPRE ES COMO UNA BUENA PELÍCULA: MERECE LA PENA DESDE EL PRINCIPIO Y HASTA EL FINAL

¿Qué es la vida? ¿Cuánto vale una vida? ¿Valen todas igual? Probablemente son preguntas muy difíciles de contestar, pero casi con total seguridad podemos decir que todo ser humano se lo ha planteado de manera más o menos profunda en alguna ocasión. Alguien dijo que la vida es eso que sucede mientras haces planes. También que es la sucesión de momentos y personas que configuran nuestra existencia.
En todo caso, desde Podium sabemos y defendemos que la vida es valiosa y que va más allá de la mera existencia. Hay una inmensidad tras cada segundo que vivimos. Porque la vida siempre merece la pena, como las buenas películas: desde el principio y hasta el final.

27 enero 2009

Treinta años sin ti - Diario de Navarra 28.01.09 - ABC 29.01.09


27 de enero de 1979. Sobre nuestra acera, aitá, a la puerta de casa, a los pies de tu hijo, el aterrado chaval que ahora escribe, quedaste tendido sobre el charco de tu sangre. Hace treinta años que cinco balas salieron disparadas de la pistola del etarra Vicente Nazábal, que jamás ha mostrado algún arrepentimiento -muy al contrario- y que comparte despacho con Patxi Zabaleta, de NaBai. Hace treinta años que en Echarri Aranaz la labor de acoso del nacionalismo vasco dio su fruto con el derribo de Jesús Ulayar.

Décadas en las que ha aprovechado el miedo infundido por Eta, sus hermanos de fe sabiniana, en los ciudadanos para ocupar el espacio público político con ventaja; sangriento factor a favor. En lo político ventajista e inaceptable; en lo ético no hay palabra que lo defina con justeza. Décadas de pusilanimidad de los partidos no nacionalistas, en su creencia de que concediendo muchos espacios al nacionalismo quedaría saciada su sed totalitaria. Nefasto error. Décadas en las que cierta progresía colocó a las víctimas en la otra España, mientras daban un plus de legitimidad a los etarras sobre los asesinados porque supuestamente eran antifranquistas, luchadores por la libertad. Negra mentira, pues matan contra la odiosa España: de Franco, de Juan Carlos y de quien sea. El obsceno “algo habrá hecho”, que concedía superioridad moral al matarife sobre la víctima, provenía de aquellas bocas y de las de los nacionalistas.

Décadas en las que tras las experiencias de distintos gobernantes en negociaciones con los pistoleros, o en maldades como los GAL, o en la perversidad de tener a los asesinos de nuestro buen aitá ocupando escaños en las instituciones, mientras a las víctimas se nos relegaba al olvido, parecían por fin superadas y enterradas con el Pacto Antiterrorista. Nada como aquella unidad desacomplejada de los grandes partidos nos reconfortó tanto a mi madre y hermanos, a tantas víctimas del terrorismo en España. Casi podíamos tocar el fin con nuestros dedos. Hasta que la negociación de este presidente Zapatero de mis pecados con los matarifes, quebró el nuevo paradigma que tanto dolor costó construir. Y la nación por cuya causa nos los mataron de pronto era discutible.
No sé qué ocurrirá en adelante en nuestra España, tan entretenida en odios inducidos y estúpidos que la desenfocan y descabalan, tan dependiente de minorías nacionalistas. No sé si este trágico país terminará por hacer justicia a quienes, como tú aitá, fuisteis asesinados por defender la libertad, por defender Navarra en España, nuestra indubitable nación. Y no hablo de la justicia penal, querido lector, sino de la Justicia política que esta sociedad, si se precia en algo, debe a sus muertos.

21 enero 2009

El discurso de Obama

El presidente de los EEUU ha pronunciado su primer discurso en el cargo. Algunos lo critican por demasiado etéreo, porque no concreta más, porque no baja de la enunciación de grandes principios. Y yo me pregunto qué es lo que pretendían escuchar sino los grandes principios que Obama se impone públicamente como guías para afrontar la complicada tarea de gobernar la primera potencia mundial. Supongo que nadie esperaba una chapa rellena de detalladas previsiones de tecnócrata en el campo de los presupuestos de educación o defensa, desarrollándolos epígrafe a epígrafe, partida por partida. Ya tocará; mañana mismo toca, pero ayer tocaba otra cosa. Así que esa crítica no parece procedente en estos momentos.
Por tanto, fijándome en lo dicho en su investidura, el discurso de Obama me ha gustado. Resulta patético el paralelismo que algunos han hecho en España entre Obama y ZP. Patético o malvado; o ambas cosas a un tiempo, no lo sé. Con el odio a George W. Bush por montera, los medios más zapateristas y laicistas han saludado esta victoria como propia. Nada de eso. Y para ello no hace falta más que dedicar unos minutos a leer lo dicho por el nuevo presidente americano. Empezando por agradecer a su antecesor los servicios prestados (igualico que aquí), ha hablado de la relación con los demás países, del liderazgo de los EEUU, de la guerra contra el terrorismo y de la defensa de la forma de vida norteamericana, de la pobreza, de la necesidad de vigilancia sobre el mercado porque puede descontrolarse. También de una salida ordenada (se habla de 16 meses, veremos) de Irak; de ecología, del trabajo la honestidad y la valentía como método para sacar adelante el país, etc. Y todo desde una visión clara: los valores cívicos, políticos y religiosos, son los fundamentos de la idea de sociedad y de la acción política y de gobierno.
En España, donde derecha e izquierda proscriben cualquier idea de lo religioso en el discurso político, eso es un pecado imperdonable. Pero al otro lado del Atlántico es una imprescindible fidelidad a la, también reivindicada en el discurso, tradición de los antecesores del pueblo norteamericano. “Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de norteamericanos.” Alguien me dirá que los políticos españoles acuden a actos oficiales con ceremonia religiosa. Pero no me refiero a ese cartón piedra. Obama habla de que son “una nación joven, pero, según las palabras de las Escrituras, ha llegado el momento de dejar a un lado los infantilismos.” En otra parte anima a llevar adelante “esa noble idea que ha pasado de generación en generación: la promesa divina (!!!) de que todos son iguales, todos son libres y todos merecen la oportunidad de alcanzar la felicidad plena.” Pásmese el lector atiborrado de los prejuicios que le han ido despachando últimamente. “Esta es la fuente de nuestra confianza, el saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto.” “...y con la vista puesta en el horizonte y la gracia de Dios encima de nosotros, llevamos aquel gran regalo de la libertad...” Y ¿cómo termina? “Gracias, que Dios os bendiga, que Dios bendiga a América.” ¿Lo dudaban?
Algunos dirán que estas referencias religiosas son una suerte de casticismo americano, sin más al fondo. Nada de eso. Las intenciones que anuncia Obama están verdaderamente atravesadas por la integración de política y fe, entroncadas con una tradición bien viva en su pueblo. Hágame caso y léase el discurso. En meses o años iremos juzgando sus obras, claro. Pero eso ya es otra cosa.

19 enero 2009

Ha muerto Matilde Sáenz de Tejada

La noche de ayer domingo día 18 de enero murió Matilde Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, de 87 años de edad. Era viuda de José Luis Prieto García, Teniente Coronel del Ejército y jefe de la Policía Foral. Fue matado a tiros por Eta el 21 de marzo de 1981 junto a la Parroquia de Nuestra Señora del Huerto de Pamplona. Acudía a misa en compañía de la ahora fallecida que fue testigo directo del asesinato de su marido. Hace ya unos años que la salud de esta buena mujer era delicada y por ello salía muy poco. Yo bromeaba con sus hijas diciéndoles que su madre gozaba de una mala salud de hierro, pues siempre que me interesaba por ella invariablemente respondían que andaba por casa pocha y lo mismo informaban en siguientes ocasiones. Y así una y otra vez. Me confié y absurdamente nunca pensé que Matilde pudiera morir. Pocas horas antes de terminarse, una de sus hijas, Paz, me anunciaba la inminencia del final del camino terrenal de su madre. Y me recordó esa expresión en mis bromas a cuenta de Matilde, lo de la mala salud de hierro, la que se agotó ayer. En casa, junto a sus hijos y con sencillez, al uso familiar, se ha marchado con los nuestros al encuentro del Padre.
En una ocasión escuché a Paz su relato personalísimo de aquel día de 1981 en el que la sola voluntad asesina de Eta arrancó a su padre de entre nosotros. Decía que cuando escuchó las negras noticias de que algo le había ocurrido, corrió al lugar en donde aún estaba Matilde junto al cuerpo sin vida de José Luis, rodeada de los transeúntes y parroquianos que se acercaron a ofrecer consuelo en los momentos inmediatos a la atroz escena. En medio del aturdimiento Paz preguntó a su madre dónde estaba el padre. Y mientras pronunciaba la pregunta casi tropezó con su cuerpo sin vida tendido en la acera. Paz confesó que era la primera vez que contaba aquel detalle del tropiezo que, de pronto, era importante. Esos detalles que uno guarda atascados durante décadas y que un día, sin saber muy bien por qué, salen clarificadores al tiempo con un llanto de consuelo, pagador de una deuda de amor filial. Fue el encontronazo físico que daba trágica respuesta a su pregunta, la cruel confirmación de los temores que Paz fue acumulando mientras corría el camino desde la casa familiar hasta el lugar del asesinato. El brutal borrado de la siempre superviviente esperanza que aguardaba en algún rincón de su corazón, no ocupado por aquel temor aterrorizante que le invadió durante el trecho hasta la acera donde el padre yacía sobre un charco de sangre.

Parecerá una tontería, pero ayer noche caí en cuenta. Existen otras aceras como la mía y una es la de Matilde. Los Prieto-Sáenz de Tejada tienen una acera en Pamplona donde fueron hechos víctimas, como los Ulayar-Mundiñano tenemos la nuestra en Echarri Aranaz, de donde arranca esta pobre acera blogosférica y filial. Matilde la dejó definitivamente. Ya descansa en paz y felicidad con el Padre, junto a José Luis. Y he aquí nuestro gran consuelo: ¡el rostro de Dios!

15 enero 2009

Vida o muerte

Este monólogo de Hamlet que al pie les pego, siempre me atrapa, como un imán del corazón. Es uno de los puñados de líneas que más querido resulta a mi sentimiento de cuantos he leído. ACTO TERCERO, ESCENA IV. Hamlet se cree solo en una galería de palacio, pero al fondo le escucha Ofelia, su amada. Habitual y erróneamente se presenta al príncipe de Dinamarca en esta escena confrontado con las cuencas vacías de una calavera que sostiene en la mano. Pero la escena de la calavera, la de un bufón del rey, no tiene que ver con el famoso “ser o no ser” a la que se asocia. Se trata de otra posterior -precisamente la del entierro de la desdichada Ofelia- y ocurre en un cementerio. Pero regresemos a palacio y, discretamente situados junto a Ofelia, viva aún, preparémonos a escuchar este impar destilado del corazón atormentado del príncipe de Dinamarca. Hamlet habla de su dolor y de la muerte como remedio, salida definitiva. Reflexiona sobre la posibilidad de huir a esa región desconocida en términos certeros que ponen elocuentísima letra a la tétrica música de los momentos desesperados. Es como encontrarse, a qué negarlo. Seguramente porque reconozco esos pensamientos en mis días oscuros. Qué quieren, el padre asesinado, ¡ay!, me acerca mucho al personaje.
Y a la luz de textos así, piensas que básicamente no hay nada nuevo en nuestras vidas, nuevo para el conocimiento humano. Que no tiene por qué ser de general conocimiento, con lo que el conocimiento particular del afectado bien lo pudiera ignorar. Shakespeare actual durante cuatro siglos. Las mismas viejas urdimbres sobre las que siempre se tejen las vidas. Parece que los ropajes de las alegrías, problemas y tragedias actuales, cuelgan de perchas idénticas siglo tras siglo, desde el comienzo de los tiempos.
Pues aquí tenemos a Hamlet sufriendo y cómo. Acaba de saber que su padre, el rey Hamlet, no murió naturalmente sino que fue asesinado por su tío Claudio, ahora rey de Dinamarca. Para colmo de maldades se casó con su madre, la viuda reina Gertrudis, al cabo de dos meses, nada más. Una sombra del atormentado espíritu del padre matado así se lo ha revelado al hijo. Pero no hay prueba o confesión que esgrimir para acusar a Claudio y tomar venganza. Aún. Y este hijo se pregunta si vale la pena vivir en la infelicidad, sufriendo y resistiendo. La vida como nuestra prisión. ¿Será la muerte un deseable lugar que nos rescate de nuestras penalidades? ¡Ay amigo!, no tan sencillo.

“Ser o no ser, ésta es la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. ¿No más? ¿Y por un sueño, diremos, las aflicciones se acabaron y los dolores sinnúmero, patrimonio de nuestra débil naturaleza...? Éste es un término que deberíamos solicitar con ansia. Morir es dormir... y tal vez soñar. Sí, y ver aquí el grande obstáculo; porque el considerar qué sueños podrán ocurrir en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, es razón harto poderosa para detenernos. Ésta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios , cuando el que esto sufre pudiera procurar su quietud con sólo un puñal? ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de un vida molesta, si no fuese que el temor de que existe alguna cosa más allá de la muerte, aquel país desconocido, de cuyos límites ningún caminante torna, nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males que nos cercan antes de ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento? Esta previsión nos hace a todos cobardes: así la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia; las empresas de mayor importancia por esta sola consideración mudan camino, no se ejecutan y se reducen a designios vanos.”

11 enero 2009

¿Nos hacemos Horacio?

Shakespeare, maestro de verdades esenciales, eternas, inquieta a cada página. Horacio, amigo de Hamlet, príncipe de Dinamarca, es objeto de sus sinceras y desinteresadas loas, las únicas libres de toda sospecha, por cierto. Merecidas loas. Si se toma uno en serio el intento de asemejarse al carácter de Horacio, la tarea es abrumadora, apasionante, fuente de sentido de la vida. Por otra parte, buscar tu propio Horacio también es bello y positivo para tus próximos. Todo un plan de vida, proyecto de la felicidad posible. Ponerse de veras en marcha es ya todo un éxito. No se trata exclusivamente de llegar, ¡ojalá!, se trata de caminar con buen rumbo. ¿Nos animamos? Con la ayuda de Dios.

Hamlet, ESCENA X
Hamlet.- Tú, Horacio, eres un hombre cuyo trato me ha agradado siempre.
Horacio.- ¡Oh señor!...
Hamlet.- No creas que pretendo adularte, ¿ni qué utilidades puedo esperar yo de ti, que exceptuando tus buenas prendas no tienes otras rentas para alimentarte y vestirte? ¿Habrá quien adule al pobre? No... Los que tienen almibarada la lengua, váyanse a lamer con ellas la grandeza estúpida y doblen los goznes de sus rodillas donde la lisonja encuentre galardón. ¿Me has entendido?
Desde que mi alma se halló capaz de conocer a los hombres y pudo elegirlos, tú fuiste el escogido y marcado para ella; porque siempre, o desgraciado o feliz, has recibido con igual semblante los premios y los reveses de la fortuna. Dichosos aquellos cuyo temperamento y juicio se combinan con tal acuerdo, que no son entre los dedos de la fortuna una flauta dispuesta a sonar según ella guste. Dame un hombre que no sea esclavo de sus pasiones y yo le colocaré en el centro de mi corazón: sí, en el corazón de mi corazón, como yo hago contigo.

01 enero 2009

Los nuestros. Diario de Navarra 3 de enero de 2009

Primero de año. Una pintada en el parque Runa de Pamplona, junto a los juegos infantiles, escupe cínicamente “Eta les desea un feliz año 2009. Para este año, viudas y huerfanitos.” La maldad de la bestia. Alguien dirá que el autor está loco, aliviando así el impacto que le produce. Socorrido, pero es no querer ver. Los niños tapan sus ojos con las manitas y exclaman ¡no estoy! No son locos. Quien perpetra la abyecta pintada se presenta a concejal proetarra, chiva información sobre el asesinable, se integra en algún grupo de matarifes de la banda... Aún alguien dirá que hay que hablar –negociar entendemos todos– con esta gentuza cruel por el mero hecho de que hay quien les vota. Tóxico argumento para ingenuos y tramposos. No hay convivencia ni democracia sin respeto a sus reglas. Qué años perdidos con el puñetero proceso, retroceso incluido.


Desde el nacionalismo hay dirigentes estercolando el espacio público con sus miserias a fin de parangonar terroristas y asesinados. Dicen de los etarras que cuando los encarcelan o resultan heridos o muertos en un enfrentamiento con la policía también son víctimas; como los asesinados, como esas “viudas y huerfanitos”. La infamia categorizaría como víctima al individuo de la atroz pintada del parque Runa en su progresión etarra. Un matiz. Cuando la serpiente mata a “un hijo de este pueblo” -vamos, que no se refiere al guardia civil Piñuel asesinado en Legutiano- por una extorsión no satisfecha o una obra pública, Ibarretxe añade que no entiende por qué matan a “uno de los nuestros, nacionalista de toda la vida”. Nada asesinable si lo comparamos con un txakurra, dónde va a parar.

Y a usted, paciente lector, ¿le llega la punzada de las pintadas insulto o cedió ya a la anestesia de esta inflación de grafitis y malvados? ¿Le conciernen humana y sobre todo políticamente esas “viudas y huerfanitos” zaheridos; nuestros, sean del “este pueblo” que sean, hechos víctimas para doblegarle a usted como ciudadano navarro y español? Son suyos.