Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

27 abril 2008

La ética del hormigón



Cuando uno repasa el inmediato pasado de la política española tropieza, de bruces y sin otro remedio, con la irresponsable y desleal gestión zapaterina en materia terrorista. Alguno replicará diciendo que mira, que ha vuelto a ganar las elecciones. Cierto, pero la realidad no es negociable ni se somete a escrutinio. Tiene la terca costumbre de ser, sin más. Otra cosa es que nos refugiemos en el perezoso argumento de que nos mienten por nuestro bien, como si fuéramos súbditos y no ciudadanos. Peligroso camino. España se merece un gobierno que no le mienta ¿o no?
Ya saben que PNV y PSE andan vistiendo el muñeco, presentado mociones llamadas éticas en Hernani y Mondragón con el nominal y patético objetivo de que la Eta se autoflagele, por mala. Cuánta delicadeza con esa gentuza. En la rueda de prensa tras el último consejo de ministros, la vicepresidenta doña María Teresa llamó indignos a los concejales que no apoyaron las citadas mociones éticas. E incluyó entre los indignos a quienes de siempre abogan por echar a la Eta que pasta en las instituciones, ZP mediante. Y lo dijo sobrada y sin sonrojo nuestra vice. Oiga, que a cualquiera se le ocurre que indigno será el que permitió la llegada de ANV a las instituciones. No la concejala del PP, Lamarain, que en su día ya presentó texto parecido en Mondragón, a lo que el digno PSE respondió con un estruendoso mutis por el foro. ¿A qué jugaban con aquello de dejar la foto de Carrasco en la sala de plenos sola en la votación, mejor dicho, dignamente acompañada por la concejala Lamarain? Indigno será quien negoció políticamente con Eta y abrió a Inocencia Galparsoro –anda que el nombrecico– el ayuntamiento de Mondragón. O a Mariné Pueyo la sala de plenos pamplonesa donde trabajó el asesinado Tomás Caballero. Indigno quien, después de todo eso y por oscuras convenencias, se le ocurre designar indignidades ajenas.
Qué cosa; los de las mociones éticas, los que ventilaban esos asuntos con la Eta, se presentan hoy como quienes más lejos mean. Bueno, entiéndanme, éticamente hablando. Compiten López y Urkullu a cuenta del tamaño de su ética. Lo más zafio es que estos profesores de ética calculada utilizan el concepto para negar la política, lo que se supone deben hacer. Déjense de monsergas. Frente al supuesto acuerdo político de que hay que sacar a la Eta de las instituciones, en lugar de afrontarlo, vienen a decirnos qué es ético o indigno y en función de su dictado, condenan o absuelven. Este problema de tapar vergüenzas y maniobras lo tienen entre los contertulios de Loyola, pero vaya cómo se las dan para endosárselo a otros. El sentido común manda presentar la moción de censura y punto pelota, que Lamarain les tiene dicho hace tiempo que cuenten con ella para desalojar a ANV en Mondragón. Pues no, que PNV y PSE siguen en un baile que a nadie explican. Y viene la desvergüenza de las mociones que ruegan a la Eta que se condene a sí misma. Y así, y que no se enfade Egibar montando follón en el PNV y nos jorobe el arbolico, y que tal y cual… y que nos toman por idiotas, vaya. Total, va para dos meses desde que enterramos a Isaías Carrasco y los éticos negociadores de Loyola nada han hecho para sacar a los matones del ayuntamiento, lugar donde ellos mismos los colocaron maniobrando con la fiscalía. Solución, la culpa es de Lamarain que no les baila el agua.
Y a todo esto ¿por qué no montaron este cirio tan ético cuando los amigos de la alcaldesa de Mondragón mataron a Fernando Trapero y Raúl Centeno? ¿No gobernaba ANV con apoyo de IU en Mondragón igualmente? Total, dos guardias civiles menos... Doloroso, a más de repugnante, este juego. Para nota lo de IU, que ejerce de limpiabotas de los matones. Encima el impresentable Madrazo, el del cargazo, tiene el rostro de decir que nadie les va a dar lecciones de democracia. La bajeza moral tiene un modelo perfecto en este personaje, que terminó en IU despues de no encontrar puesto de su gusto en alguna otra formación. Vamos, un tipo de lo más adecuado para perderlo de vista. Lo más chusco del asunto es que, en lo tocante a los de la ética calculada, tal vez lleve algo de razón. Y Llamazares otra joya. Pero al menos disimula un poquico estos días, vaya. Por lo demás, Mariano y los suyos siguen muy entretenidos con sus cosas.
Finalmente una sencilla explicación del título de la entrada: la faz de hormigón de quien practica la ética de quita y pon.

24 abril 2008

La silla vacía de José Mari



El otro día recibí un correo de José Mari Izquierdo. Este teniente de la Policía Nacional sufrió un atentado etarra el 7 de mayo de 1985. Perdió un brazo y ambas piernas. Los terroristas colocaron una bomba bajo su coche. Por consiguiente, lo amarraron a su silla de ruedas. Tiene pérdida de audición y en ocasiones se impacienta cuando no entiende lo que se ventila en una conversación. Es lo mínimo que uno puede manifestar tras 23 años arrostrando las permanentes dificultades impuestas por esos hijos de Satanás, suelo pensar. Siempre, desde el primer día que le vi, me pareció buena gente. No sé, se trata de la típica sensación que todo el mundo experimenta alguna vez ante alguien recién conocido y que luego se confirma.

El caso es que el buen José Mari se encargaba de defender nuestra libertad. Sí, sí. Y esto hay que decirlo por muy evidente que parezca cuando se piensa. Los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad velan por el Estado de Derecho que sostiene hoy nuestra nación. Por tanto nuestra libertad. Porque sólo la nación española es libertad ciudadana. Esas otras inventadas naciones de los nacionalismos son totalitarias. Sus supuestos nacionales no tienen derechos si no están supeditados a los de ese ente, esa mentira. Sólo los afectos al ente pueden definirlo y designar los derechos del pedazo de tierra, de “la” lengua y de “la” cultura, por encima de los de un ciudadano a educar a su hijo en la lengua oficial que le plazca o a trabajar donde quiera. Cultura de la que excluyen toda lengua que no sea la de culto obligado -la de la religión nacionalista- y escasa utilidad comunicativa. Que para comunicarnos tenemos las lenguas, digo yo. Absurdo. El castellano es la lengua de la mayoría de los habitantes de esa mítica Euskalerria de Sabino, por ejemplo. ¿No será vasca la literatura de Unamuno o Pío Baroja? Además ¿no tiene el vascuence abundantes préstamos del castellano en su normal convivencia desde hace muchos siglos? Pues ambas son altamente estimables como cultura vasca, digo yo. Incluso más la mayoritariamente hablada.

Pues por la consecución de esa Euskalerria excluyente de lo español y totalitaria, y por tanto, por destruir la nación española, nuestra libertad, han matado y herido a los nuestros. Si uno confronta la nación española rica en culturas, con esta pieza de totalitarismo sentimental, se da cuenta de que en la primera los derechos son del individuo antes que de una lengua o un territorio. Justo al contrario que en la segunda, falsa, en la que los derechos del terruño y de una lengua deben ser soportados por sus vasallos. La mayor prueba de la inexistencia de esas naciones es eso, la imagen de algo cuya construcción se pretende. Por tanto, que no existía. ¿No han oído nunca hablar a los nacionalistas de “la construcción de Euskalerria”? Prueba irrefutable de su inexistencia. ¿Y ese artefacto tiene derechos por encima de los de mi hijo? Váyase a paseo. Si tras estas majaderías del melancólico Arana no hubiera asesinatos, mutilación, intimidación y falta de libertad, nadie se entretendría con bobadas nacionalistas e Ibarretxe se dedicaría a otra cosa. Si hace treinta años hubiésemos vencido a Eta y las cortapisas y amenazas a los odiosos españoles no existieran, verían ustedes qué quedaba de este nacionalismo montaraz. Nuestra libertad, eso quedaría. Así que señores nacionalistas, a por treinta años de libertad y después hablamos. Amigo, que de eso no quieren saber nada.

Retomando el hilo. En el caso concreto de José Mari le debemos gratitud y respeto porque trabajaba en la imprescindible tarea de apuntalar nuestro Estado de Derecho, la libertad. Es decir, España. José Mari se adhirió hace relativamente poco tiempo a esto de internet. En su correo me cuenta que diariamente se pasea por esta mi acera. Me llevé una enorme alegría. En este mundo cibernético José Mari no tiene limitación alguna. Se lo dije cuando su bautismo de internet. Así que ahora podemos encontrarmos y saltar y abrazarmos; dar largas caminatas y unas patadas al balón. No son precisas sillas eléctricas y su escucha es perfecta. Magnífico. Podemos contarnos cómo está el país y hasta otra. Él se largará a continuar sus ingentes cantidades de lectura. Y me dejará en esta acera junto con mi niño de 13 años. Lo suelo traer conmigo. Bueno, que a veces se escapa solo hasta aquí y salgo yo en persecución. Se agacha junto al padre abatido a tiros y tomando su cabeza contra el pecho, besa su frente, lo acaricia y le habla no sé qué. Se consuela, la verdad. No pudo hacerlo en 1979 y ahora esto le hace bien, sí. Mientras yo, mi yo de 43 años, le observo con toda la ternura que llevo puesta, que es mucha. Porque sé mejor que nadie lo que ha pasado el pobre chaval. Luego camino unos escasos metros hasta la puerta de nuestra casa. Aún se aprecia un orificio de bala en la pared. Y entro pensando qué escribir que le guste... ¿al niño? Sí. Y también al padre abatido y a José Mari y a la nación española que ellos encarnan. Y verdaderamente, alcanzo mucha paz. Gracias a Dios.

21 abril 2008

Trafalgar, el General Sierra y el Comandante Sierra


Trafalgar, uno de Los Episodios Nacionales de don Benito Pérez Galdós. Reproduzco unas líneas sublimes que me han conmovido profundamente. Gabriel, el joven protagonista de la obra, piensa en el patriotismo, en la misma patria española, justo en los momentos previos al comienzo de la batalla de Trafalgar. En frente, la armada inglesa de Horacio Nelson. Y así nos cuenta don Benito lo que piensa Gabriel; cómo redescubre su patria, esa nación nada discutible. No como la de ZP. Si no conocen estos párrafos, y aunque ya los conozcan, lean con deleite, descúbranse españoles. Estamos en los instantes previos al primer cañonazo…

“Como yo no sabía más historia que la que aprendí en la Caleta, para mí era de ley que debía uno entusiasmarse al oír que los españoles habían matado muchos moros primero, y gran pacotilla de ingleses y franceses después. Me representaba, pues, a mi país como muy valiente; pero el valor que yo concebía era tan parecido a la barbarie como un huevo a otro huevo. Con tales pensamientos, el patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a aquella casta de matadores de Moros.

Pero en el momento que precedió al combate, comprendí todo lo que aquella divina palabra significaba, y la idea de nacionalidad se abrió paso en mi espíritu, iluminándolo y descubriendo infinitas maravillas, como el sol que disipa la noche, y saca de la obscuridad un hermoso paisaje. Me representé a mi país como una inmensa tierra poblada de gentes, todos fraternalmente unidos; me representé la sociedad dividida en familias, en las cuales había esposas que mantener, hijos que educar, hacienda que conservar, honra que defender; me hice cargo de un pacto establecido entre tantos seres para ayudarse y sostenerse contra un ataque de fuera, y comprendí que por todos habían sido hechos aquellos barcos para defender la patria, es decir, el terreno en que ponían sus plantas, el surco regado con su sudor, la casa donde vivían sus ancianos padres, el huerto donde jugaban sus hijos, la colonia descubierta y conquistada por sus ascendientes, el puerto donde amarraban su embarcación fatigada del largo viaje; el almacén donde depositaban sus riquezas; la iglesia, sarcófago de sus mayores, habitáculo de sus santos y arca de sus creencias; la plaza, recinto de sus alegres pasatiempos; el hogar doméstico, cuyos antiguos muebles, transmitidos de generación en generación, parecen el símbolo de la perpetuidad de las naciones; la cocina, en cuyas paredes ahumadas parece que no se extingue nunca el eco de los cuentos con que las abuelas amansan la travesura e inquietud de los nietos; la calle, donde se ven desfilar caras amigas; el campo, el mar, el cielo; todo cuanto desde el nacer se asocia a nuestra existencia, desde el pesebre de un animal querido hasta el trono de reyes patriarcales; todos los objetos en que vive prolongándose nuestra alma, como si el propio cuerpo no le bastara.”


Tras este punto y aparte no pude seguir leyendo. Me paré. No sé muy bien cómo explicarlo, será el alto concepto que me quedó de él, pero la figura de mi amigo el General José Sierra Tabuenca se me representó como humano recipiente de las esencias que destilan estos párrafos de Galdós. Así que pensé copiarlos en mi blog para que él se viera en ellos y, tal vez, para que también viera al padre de su nieto, su hijo Miguel, comandante del Ejército de Tierra que, con 37 años, fue asesinado en los viles atentados de los trenes del 11-M.

Querido Pepe, un cariñoso abrazo para toda tu la familia.

20 abril 2008

Francisco José Alcaraz. Hasta siempre, amigo




Estos años como delegado en Navarra de la AVT han forjado nuestra amistad, querido Jose. Hemos compartido muchos momentos duros, durísimos. Soy testigo del dolor que te han infligido las difamaciones de las que has sido objeto, así como de las que han lanzado contra tu mujer, Mamen. Ya se ha dictado sentencia judicial contra el periódico El Plural por ese motivo. Habrá más. Me pregunto si el juez no podría haber empurado a los pájaros que con sus declaraciones calumniosas nutren ese y otros medios. En fin, me pierdo en los procedimientos jurídicos y el señor juez sabrá. Pero es la pregunta que se le viene a la cabeza a cualquiera. Así que no me refiero a las deseables y lógicas críticas del discrepante, no. Esas son necesarias. Tú y yo hemos discrepado muchas veces ¿recuerdas? Y alguna vez fuertemente. La amistad, si es cierta, no descansa sobre la entera complacencia mutua. Y nuestra amistad ha sido cierta.

Hablo de maldad, la del equipo mediático habitual del gobierno, acompañado de unas poquitas víctimas que no representan nuestro sentir general ni de lejos. Algunas de ellas desde la honrada ingenuidad seguidista de esas otras, las del tierno amor a la subvención por encima de nuestra ciudadanía. Las “apolíticas” del rendez vous a Ibarretxe, conspicuo representante del nacionalismo protector de las organizaciones de nuestros asesinos. Las “apolíticas” que miran para otro lado mientras se negocia con los etarras. Esta perversa combinación, alentada desde los tiempos del infausto Peces-Barba, constituye la máquina zapatera de picar carne que ha perseguido a la AVT. Muy especialmente a ti y a tu mujer Mamen.

Gracias por vuestro sacrificio. Pero quiero agradecer muy especialmente tantos padecimientos a tu madre, hermanos y familia. Esa familia Alcaraz Martos que ha sufrido lo indecible cuando la referida patulea te golpeaba con saña en el espacio público por defender la memoria de los suyos, Miriam, Esther y Ángel, y de todos los nuestros, los de la nación española. Y ello gratis et amore. Prisaicos y escolares, sopenas y callejas, porteros y manriques y resto de patulea... entusiastas linchadores de un hombre honrado, habéis machacado a una familia marcada por la tragedia del asesinato de tres de sus miembros. Por ese motivo os expreso mi más sincera repugnancia.

Jose, dejas el cargo con una AVT fuerte en su conciencia ciudadana, estabilizada en lo económico. Con una atención psicosocial a las víctimas que se lleva el 93% de nuestros recursos económicos y que, con diferencia, es la más activa de España en este campo, con cifras del Ministerio de Interior en la mano. Una AVT personada en infinidad de juicios. Ahora comienza el de Gestoras con la AVT como única acusación. Digo todo esto para los que dicen que no hacemos otra cosa que manifestaciones. Dejas tu responsabilidad de presidente y te vas a casa. A seguir trabajando en tu negocio que tanto has abandonado, para detrimento de tu bolsillo. Ahora que te vas, ¿qué dirán quienes siempre manoseaban tu supuesto afán de protagonismo como enferma raíz de la actuación de nuestra asociación? Queden en el descrédito.

Envío un cálido abrazo a mis amigos Jose Alcaraz y Mamen Álvarez y a toda la familia. Pero singularmente a vuestra madre, Isabel. Madre de Ángel y abuela de Miriam y Esther, vuestras tres irreparables pérdidas en aquel atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza. También a Rosa y Juan, padres de aquellas dos deliciosas niñas. El dolorido apoyo de esta familia ha sido fundamental para Francisco José Alcaraz Martos, un español.

Re-sis-ten-cia

17 abril 2008

Igual Da


Como diría aquel, sin ánimo de ser exhaustivo. Igual da que Zp proponga y firme el Pacto Antiterrorista, que lo traicione con Eguiguren y además tenga el desahogo de acusar de desleal al otro firmante. Que hay que tenerla de hormigón armado. Igual da decir atentado por un atentado terrorista, que accidente; para eso lo acordaron Zp y Ternera, el animal etarra. Igual da enviar a De Juana al hospital donostiarra porque está que dice que se muere, el metetripas sacamantecas de la Irati, que devolverlo al mako y ahí te jodas. Igual da acusar a Otegi y mandar a media Guardia Civil para ponerlo ante el juez, que retirar la acusación.

Igual da que España sea nación que no lo sea –que eso es discutible– con tal que albergue otras naciones tan imaginarias como indiscutibles –esas sí. Igual da que te mate un terrorista por tumbar el Estado de Derecho y la nación, que la palmes en una Guerra Civil con dos bandos contendientes. Si hombre, ¿no recuerdan a Zapatero explicando lo de su abuelo a Mª Jesús González, la madre de Irene Villa? Lástima que sólo los asistentes a aquella reunión monclovita vieran in situ el gesto despreciativo de Zapatero hacia Maria Jesús, cuando esta le respondió perpleja tras la inaudita comparanza presidencial. Igual da llamar trasvase al trasvase del Ebro a Barcelona, que llamarlo “aportación hídrica puntual”. Puntual... ¿será que llega al grifo de mi hermana en su casa de Vallcarca, matemáticamente a una hora previamente acordada? Y si no llega da igual, ya saben: igual da. Eso sí, a precio de oro. Igual da que la ministra de los ejércitos grite, de aquella manera, un viva el Rey en cursiva, que sueñe con una república, sin Borbón, claro, para su retoño. ¿O será retoña?

Y claro, lo veíamos venir. La vasta extensión de la taimada frivolidad zapateresca precisaba de alguna actuación. Don José Luis, en un ejercicio de responsabilidad política sin precedentes, como todo lo suyo, ha decidido ordenar semejante caudal de laxitud conceptual. No se ilusionen. No ha ordenado el consumo de plátanos para ir menos laxo al water closed, no. No ha inculcado algo de buen sentido a sus huestes, no. Al contrario, le ha dado por normalizar la cosa socialmente montando un ministerio más, el de la laxitud. Señoras y señores, con ustedes el Ministerio de Igual Da. Los ciudadanos entendieron mal aquello de la ministra venida de la promoción del cante. No se trata de un Ministerio de Igualdad, si no de Igual da. O de Da igual, que da lo mismo o igual, como quiera el lector. Da igual. Supongo que a la joven adquisición del consejo de ministros, doña Bibiana Aído, le dará igual dar el cante ¿ein?

En fin, reír por no llorar. Pero nada es inocuo ni atolondrado en Zp, no se engañen. Que la ministra nos perseguirá por escribir sin arrobas y por utilizar el género neutro del idioma castellano, sin sexarlo, vaya. ¿Ministra sexadora, será? Pero de la desigualdad entre españoles consagrada legalmente bajo la égida zapateril no contará nada. Quién nos iba a decir en aquellos años del destape, que el sexo terminaría ocultando desigualdades entre ciudadanos. No se lo imaginaban quienes cruzaban la frontera con Francia en busca de cine verdezuelo. Próximamente el Ministerio de la Piruleta. Ni George Orwell, oiga

14 abril 2008

Libertad quijotesca


Este blog lo leerán cuatro gatos, de los cuales ninguno es amigo. Porque los amigos dicen que te leen y tal, pero es mentira, a qué engañarnos. La excepción que confirma la regla es Javier Luquin, que me tenía agarrado, o eso pensaba él, en flagrante contradicción entre lo que afirmé este domingo con un grupo de amigos y algo que escribí aquí hace días en relación con Dios. ¡Eh, eh! como para ir diciendo tontadas por ahí. Que mira cómo está esperando con la escopeta cargada el amigo Javier Luquin.

En este sentido suelo tener algún problema con otro amigo,
Agapito Maestre. Pero en el sentido opuesto al de Javier Luquin: en este caso soy yo quien lee y vigila y Agapito quien escribe. De verdad que le leo todo lo que me deja la vida y a la hora que me deja la vida. Es un tipo que escribe muy sinceramente. Es decir, se cree cuanto teclea sentado a pie de ordenador en su palomar madrileño. Vamos, que no es un cínico de la columna; ni de lejos. Es tan maravillosa como difícil su forma de ser. Y al tío le toca sufrir. Es que para ser libre toca sufrir, puñeta.

A lo que iba, a mi problema de lector de Agapito. Marco su teléfono y de pronto recuerdo que no he ingerido su columna en Libertad Digital. “La has cagado”, pienso. “No tienes opciones Salva, porque aunque cuelgues en este mismo momento, te va a dar igual. Agapito siempre te devuelve la llamada.” Total, que a qué colgar. El tipo descuelga y la conversación es su columna del día, así de claro. No porque la refiera en la charla de amigos, que también, sino porque es lo que le sale. Sí, le sale de verdad. No como a la ministra de defensa Chacón en su primera revista a las tropas, con ese “viva España” que no le sale, vaya; que hasta ha sonado en minúscula el nombre patrio. A ver, que desbarro. Hablaba de la autenticidad de mi interlocutor, de lo que le sale del alma. Cada vez que Maestre tiende sus líneas al sol lector, prende de ellas cuanto le bulle dentro. Y además prietico ¿eh? Escribe macizo, haciendo opinión y tejiendo ideas, el filósofo.

Difícilmente lo encontrarán ustedes entre las varas del carro, tirando de lo que mande el que mande, con las orejeras de pensar ajustadas y apuntando hacia Vicente, el que va donde la gente. No sabe. A él le sale ser libre, como a su paisano don Quijote. Tengo en casa colgada una memorable Tercera de ABC que publicó el 8 de marzo de 2005. Su título: El Quijote regresa a Etxarri Aranatz. Ahí habla de Regreso a Etxarri Aranatz, magistral libro de mi amigo Javier Marrodán, mosaico de vidas que resume la historia de dolor que el terrorismo nacionalista vasco de Eta ha sembrado en Navarra y la lucha por la libertad de quienes lo han sufrido más directamente. Pues alrededor de esas historias que arman el libro de Javier, de su profundo significado para la libertad, Agapito Maestre desentraña en la referida Tercera, el concepto de libertad quijotesca, la única verdadera. Eso aprendí de ella. Tengan la amabilidad de dedicarle un ratico. Yo se la pongo aquí, al pie de mi mejorable prosa. Léanla ahora, en una semana y en tres meses. Mejora con el tiempo. Nada de teorías perfecta, conveniente y fríamente cuadradas en algún laboratorio de ideas que incorporarían de serie la vuelta de calcetín. No, no. Agapito pone a sus verdades carnalidad, como a él le gusta decir. De lo contrario no sería quijotesca su libertad.

Escribió aquella Tercera y le salió también y sin pretenderlo conscientemente, un autorretrato. Bueno, sí que lo pretendía, pues que allí derramó bellamente su forma de ver la libertad, que coincide plenamente con su forma de situarse en el mundo. Pero fue sin otro remedio. Que la libertad quijotesca por él descrita no es sin más una idea tomada de Cervantes: Agapito es así. ¿Aprendido del Quijote? Bueno, él sabrá. A lo dicho, que aquí abajo está el texto. Háganme caso y léanlo hoy y de aquí a un mes y luego tres. La referencia al libro de Javier Marrodán le sirve a Agapito para colarnos de matute la libertad quijotesca que tanto ama.

En estos tiempos zapaterinos tan encabronados, he tenido la fortuna de hacer algunos amigos que no hubiera imaginado. Agapito es uno de esos amigos ganados en las procelosas aguas del espacio público y ciudadano de la España de estos últimos tiempos. Uno quisiera no haber conocido nunca amigos en medio de estas circunstancias. Ello significaría no haber recorrido el vía crucis que llevo desde… pues casi siempre. La añorada normalidad es salutífera circunstancia para cualquier vida. La veo como un sueño. Pero debo hacer constar el incalculable valor de la amistad forjada en la dificultad, seria dificultad. Cerca del dolor uno encuentra tesoros empeñados en contrapesar el pasado. Tesoros en términos de vida y de libertad, como la amistad de Agapito Maestre.


ABC, 8 de marzo de 2005
EL QUIJOTE REGRESA A ETXARRI-ARANATZ, POR AGAPITO MAESTRE


SIEMPRE será inoportuna la libertad quijotesca. Porque nadie como don Quijote ha sido capaz de convertir la libertad en una vocación. La libertad es un asunto que traspasa la razón. Va más allá de la inteligencia común, del razonamiento negociador que interpreta a conveniencia lo real, para hacerse sensibilidad. Cervantes no piensa la libertad si no es como encarnación. La libertad es carnal o no es. Quien siente su piel como libertad ya no puede vivir sin ella. Unamuno, Ortega y Zambrano han visualizado, cada uno a su manera, esa «esperanza rescatada de la fatalidad», libertad de don Quijote, que es siempre intempestiva e inactual. Inoportuna, en cualquier caso, como la actuación de Dios y la Naturaleza.

La idea de libertad ilustrada como soberanía de un individuo para actuar sólo y exclusivamente en función de su voluntad e inteligencia, o la concepción liberal de la «libertad negativa» contemporánea, concebida como un estar libre de coacciones para pensar, expresar y actuar, son remedos de la libertad quijotesca. Para Cervantes la libertad no es sólo la soberanía del individuo para decidir su vida, sino la determinación permanente de la voluntad para ser libres. El hombre no puede concebirse si no es como libre. El Quijote no pasa por el mundo sosegadamente. El Quijote irrumpe, entra violentamente, en el mundo por un sentimiento de libertad digno de Dios y la Naturaleza. Don Quijote, pues, no puede concebir a nadie como no sea en libertad. Basta un hombre preso, un hombre de «por fuerza y no por su voluntad», para que don Quijote intervenga. Su inoportunidad es proverbial.

Más aún, la libertad no es mera liberación, sino liberación de la liberación. Don Quijote devuelve la libertad a muchos personajes y casi ninguno, o mejor nadie, le paga por la acción. El bien se hace porque sí... Si contáramos de antemano con su agradecimiento, como dijera Unamuno, la hazaña carecería de valor. Hay un capítulo extraordinario en el Quijote, quizá la reflexión más aguda que nunca se haya hecho sobre la muerte civil en el pensamiento de lengua española, que vale por toda la pseudocultura sobre la libertad «idealista» desplegada en los dos últimos siglos por el neokantismo socialdemócrata. Los tristes herederos de esta tradición, que ha conducido a la perversidad de equiparar culturas y civilizaciones como si se tratara de clasificar piedras, no perciben, menos aún sienten, que la libertad quijotesca es algo más que un don de la razón. No es, dice el Ingenioso Hidalgo, un «tesoro terrenal». Es, sencillamente, un asunto divino: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos».

Quien tenga fe en esa libertad podrá ponerse el mundo por montera. Podrá con todo. Excepto los «idealistas», esos seres que están acostumbrados a despojar impunemente a la realidad de su valor, nadie con sensibilidad, con la piel de la libertad, podrá sustraerse de esa experiencia de la libertad al leer el capítulo XXII de la primera parte de El Quijote. Aparte de ser el capítulo más extraordinariamente competitivo de la literatura en lengua española de todos los tiempos, escritura consciente de sí misma, que se enfrenta y, paradójicamente, libera a su adversario literario más cercano, a quien Cervantes disfraza con el nombre de Gines de Pasamonte; la narración de la aventura de la liberación de los doce delincuentes recoge las páginas más sublimes de la literatura española para rescatar a los hombres de la muerte civil por el don de la libertad. Más que un elogio de un don, es la libertad hecha sensibilidad.

Sin ese sentimiento, reitero, hecho vocación, nadie puede comprender la vida, menos los bienes que en ella cabe ejercer. En verdad, cuando don Quijote irrumpe en la vida de los españoles, nadie puede sustraerse al misterio de su vida, mezcla de castigo y perdón. Nadie noble y bien nacido, nadie que se considere un ciudadano, puede renunciar a comprender el fundamento de la civilización quijotesca: el perdón. He ahí el verdadero fin de toda justicia. Imposible de entender sin reconocer que la libertad terrena es un don divino. Cuestión compleja de sentir y, por supuesto, ver para quien no le asiste la fe. A veces, por fortuna, hay acontecimientos, conversaciones y libros que nos permiten asistir al nacimiento y desarrollo de esa divina libertad. Suerte la mía, suerte de hallar un libro, que me ha permitido volver a ver esa fe quijotesca, libertad hecha sensibilidad, al leer un ensayo sobre las víctimas del terrorismo de ETA.

Gracias a este libro he conseguido ver la inactualidad, lo inorportuno e intempestivo, de la libertad española, de la libertad. Gracias a los testimonios que aparecen en este libro, testimonios de fe en esa libertad quijotesca, libertad de origen divino para los humanos, hago mía la famosa sentencia de Zambrano acerca de que la calidad de una cultura depende de la calidad de sus dioses. Gracias a este libro la idea de un Dios, sí, que nos hace libres no sólo debe respetarse sino que, como nos enseñara la propia Zambrano, tiene que ser considerada como la idea más racional de la filosofía. Quizá sea, hoy, uno de los pocos libros europeos donde la libertad aparece unida, como en la tradición de la democracia americana, a principios religiosos. Tocqueville se sorprendería si pudiera leer este documento. La defensa de la libertad, asidero último de la dignidad humana, acaba traspasando los límites morales de la política para instalarse en la experiencia religiosa.

Es un libro de libros sobre la dignidad. Javier Marrodán, en Regreso a Etxarri-Aranatz, pone su talento al servicio de quienes saben lo que llevan adentro las palabras vida y muerte, perdón y castigo, piedad y democracia y, sobre todo, libertad. La honradez e inteligencia de Marrodán a la hora de situar los «textos», la escritura como terapia y curación de las víctimas en la obra son merecedoras de un premio a la deontología profesional. Magistral obra periodística. El relato de los hechos es tan sencillo como veraz. Magnífica obra literaria. El texto nutre permanentemente de vida a lo real. Maravillosa secuencia de genuinas citas de los protagonistas. Las víctimas jamás están ocultas tras el autor. Una obra imprescindible para comprender la lucha por el reconocimiento de las víctimas del terrorismo de ETA. Los profesores de Ética y también de Religión deberían recomendarlo a sus alumnos. Los responsables de Educación de las Comunidades Autónomas harían bien poniéndolo de lectura obligatoria en los Institutos de Bachillerato. Y, por supuesto, el Alto Comisionado para las Víctimas del Terrorismo debería leerlo con urgencia para aprender a llenar de contenido su cargo.

El autor ha conseguido universalizar, trascender, la historia de la tragedia de la familia Ulayar, que se abrió en 1979 con el crimen del padre, Jesús Ulayar Liciaga, y tuvo su apoteosis ciudadana el día 24 de enero de 2004, cuando dos mil personas lograron reunirse en Etxarri-Aranatz para homenajear a Jesús Ulayar y para arropar a su familia con la compañía y el cariño que no habían tenido en los 25 años anteriores. El regreso a Etxarri-Aranatz, la historia trágica de la familia Ulayar, es un espejo para mirarnos todos los españoles. Quizá pudiéramos descubrir en él qué es un ciudadano maduro, un ser humano, capaz de construir con otros bienes en común.

El regreso a Etxarri-Aranatz es, pues, el tránsito de la historia trágica de la familia Ulayar a la historia reciente de la democracia española. Más aún, el libro es una guía imprescindible para que los españoles se hagan demócratas. Su lección de ciudadanía, de saber vivir en democracia, vale más que mil tratados sobre ética y política. A partir de los testimonios de dolor y soledad, de la lucha por la recuperación de la memoria, la dignidad y la justicia del padre asesinado, Marrodán construye una narración justa, a veces deslumbrante, sobre la situación actual de las víctimas de ETA en España.

Caída, dolor y recuperación civil a través de la fe en la libertad quijotesca son las principales secuencias por las que transitan los protagonistas, los Ulayar y Mundiñano, los Navarro, los García Garrancho y Román Casasola, los Pagazaurtundua, los Uranga, los Martínez, los Aguilar, los Alcalde, los Sáez de Tejada, los Iriberri, los Berriozar, los Reyes Zubeldia, los Caballero, los Arteta, los Arbeloa, los Sanz Biurrun, los militares, los sindicalistas, los profesores, las miles y miles de víctimas que, con su defensa quijotesca de la libertad, nos dan la oportunidad de hacernos ciudadanos. Libres, o sea españoles, el único modo en que don Quijote soportaría vernos.

10 abril 2008

De papelitos y grandes documentos


El Pacto Antiterrorista era el mejor mundo de los posibles para las víctimas del terrorismo. Las consecuencias que de aquel gran acuerdo se derivaron, fueron felizmente funestas para nuestros asesinos. Además del código penal para el matarife, la justicia política es una exigencia elemental desde el punto de vista ciudadano. Quienes respaldan políticamente al terrorismo merecen un rigor legal y político adecuado a su complicidad. A los enemigos de nuestra libertad ni agua. No todas las ideas caben entre nosotros, por mucho que Zp nos haya dicho que en su idea de España entran todas las ideas, lo cual invita a pensar que en realidad no tiene una idea de España. Y aunque no es así del todo, por ahí va la cosa. Digamos que en la noidea de España que expuso en el Congreso cabía toda la antiespaña. Bueno, es una manera de tener una idea de España: su negación.
Cuando a Zp le convino ponernos los cuernos con Ternera lo hizo, así que emprendió la desacreditación de nuestro querido Pacto Antiterrorista, que por mucho que nos empeñemos no volverá. Zp ha ganado las elecciones y piensa que está legitimado en su desleal proceder. Puede llegar a reconocer algún error táctico en sus apaños con Eta, pero no la oscura cabronada que nos organizó. Encima le vale para decir que él reconoce sus errores. Qué tío. Pero un tipo que traiciona tu confianza precisamente con nuestros peores enemigos, no muda en dechado de lealtades por votación popular. Así reciba once millones de votos o el de su señora esposa en solitario. La verdad no está sometida a escrutinio.
Pero retomemos la desacreditación del Pacto Antiterrorista. El coro mediático habitual y distintos voceros de la cosa zapatereña decían que aquello del Pacto era bueno, pero en otro tiempo y tal. Una ridícula afirmación sin solvencia argumentativa. Era como si quisieran hacernos ver que aquello del Pacto era una antigualla de hace siglos en otro mundo. Vamos, como quien compara el Nuevo con el Viejo Testamento para desacreditar la ley del Talión. En una ocasión, la señora vicepresidenta se empleó de manera ridícula en el empeño. Llamó papelito al acuerdo rubricado por PP y PSOE que puso a los asesinos en la peor situación de su macabra historia: tanto a los de hierro en puño como a los de escaño en posadera. Un papelito, decía la vice. Anda que…
Ahora Zp propone un pacto en materia terrorista que prescinda de los engorrosos papelitos. Es que cuando el acuerdo está claro, negro sobre blanco, las maniobras son más difíciles de ocultar. Con el historial de este frívolo presidente de mis pecados respecto a lo escrito, calculen su proceder con un trato entre caballeros, apretón de manos mediante. Y Mariano no ha hecho ascos a la idea. Dice que él mantiene sus principios en este tema, que lo importante es que Zp genere un clima de confianza. Que la dichosa celulosa como soporte de lo dicho es secundaria. “No se trata de redactar grandes documentos”. Pero mira, yo opino que te deja prueba documental de la traición. De lo hablado… Además parece que Zp pretende meter al PNV sí o sí.
Me llama una amiga y se pone a leer la literalidad de lo dicho por Rajoy y, hombre, es algo más que el extracto difundido en algunos medios, según el cual Mariano ha bajado los brazos. Yo no creo que este hombre haya abandonado sus principios, pero prescindir del exigente papelito me parece un error. Más con los invitados que le quiere colar Zp a don Mariano. Tal vez ocurra que, escrito o hablado, no sea nada de nada del nuevo acuerdo que dice ofrecer Zp y desde ahí actúe el presidente del PP. Podría ocurrir que el fondo del asunto sea inaceptable para el PP y digan que tararí. En cualquier caso y tras años de clamar por la vuelta al Pacto Antiterrorista, chirría la arriesgada disposición mariana a no redactar un “gran documento” en sustitución del Pacto Antiterrorista y dejarlo en una charla con Zp. El señor Mas puede dar doloroso testimonio de lo riesgoso de aquel pacto del tabaco que duró lo que sus volutas de humo.
Y por si no había bastante, Miguel Sanz con la turra de la conveniencia de un gesto positivo del PP hacia Zapatero, como si habláramos de un gobernante normal. Aparte lo prescindible de la reiteración del de Corella a estas alturas de la jugada, la generosidad debe ser entendida en ambos sentidos; es decir, a cambio de una propuesta de don José Luis en materia de pactos de estado, tal y como el presidente navarro nos dijo. No sé si recuerda. Y mire, que Zp no ha concretado nada y además lo ha noconcretado en compañía del PNV y toda la jarca. Zapatero el sinpapeles. ¡Anda anda!

07 abril 2008

Histórico Eguiguren


Da una pereza atroz entrar nuevamente con Los Negociadores de Zapatero, enésimo capítulo, oiga. Pero es que no dan tregua ni se agota su capacidad de hablar en hilvanes sobre los oscuros tejemanejes con Eta. La literalidad de una entrevista con Eguiguren vale para concluir cabalmente que no negociará o que acaso sí lo hará. Lo que les decía, en hilvanes. Si mañana es necesario ajustar el dobladillo de la verdad al tamaño de las cortas patas de sus mentiras, pues no hay problema. Nunca sabes cuál es el patrón ni la costura definitivos. Y eso que los enjuagues son periódicamente esclarecidos en medios de comunicación de distinto pelaje, si bien nunca de forma completa. A eso se dedican estos predicadores del imprescindible entendimiento con los de Txeroki y Ternera, con los de Otegi y Barrena.
Y sabiendo que se habló de Navarra con nuestros asesinos, las declaraciones en el Viejo Reyno son de funambulista, declaraciones en la cuerda floja. Roberto Jiménez, portavoz del grupo parlamentario socialista, decía que el PSOE tiene claro el modelo para Navarra. Pero el parlamentario no nos ha explicado para qué hablaban de nosotros –Navarra– en Loyola sus compis del PSE con Otegi, si no es para tocarnos los órganos… comunes. Y de ahí para arriba. Jiménez lo tendrá claro, yo no lo dudo, pero la historia de los enjuagues demuestra que él no podría comprarles un coche usado a sus colegas tertulianos de Loyola. Vamos, que no se lo cree ni harto de vino, por terminar clarico. No podrá negarse a sí mismo en su mismidad –ya que públicamente nunca lo dirá– que Eguiguren y los etarras en una mesa hablando de Navarra y con el tío José Luis de gran timonel, el de la nación discutible, meten miedo a todo meter. Pero amigo, el partido, esa patria.
Luego Patxi Zabaleta. Va y dice que no le parecen verosímiles las informaciones de la negociación con los etarras. ¡Vete a esparragar! Además se permite decir que con Eta hay que hablar “de presos, víctimas y del desarme”. Con un par. Habla un fundador de la organización terrorista HB, que nunca ha pedido perdón por tan siniestra labor. Este cínico cuyo partido declara que quiere la excarcelación de nuestros asesinos. Este maestro de la desvergüenza se permite hablar de víctimas, cuando en su despacho tiene al asesino Vicente Nazábal que se ríe de la familia de su víctima, Jesús Ulayar, y no se arrepiente de haberlo matado a tiros. Al contrario. Pero claro, para Zabaleta el asesino que tiene en su repugnante despacho es tan víctima como el asesinado. Con esto querían formar los socialistas y las fregonas de IU “un gobierno de progreso para Navarra”. Tiene narices.
Se dice que Zapatero va a ofrecer un pacto no escrito en materia de terrorismo que suponga, en palabras de Ramón Jáuregui, “un diagnóstico común” con todos los partidos. ¡Hala todos! ERC, PNV, EA, BNG, Aralar, CIU, IU, PSOE en sus múltiples variantes y tal... Atroz. Algo así como el PSOE adherido al Pacto de Estella más PP-UPN y UPD. Quedándonos por Pamplona, una coyunda política entre Miguel Sanz, Roberto Jiménez y el alma lizarbesca del PSN, Zabaleta y Ramírez, por ejemplo. Es decir, pretende que PP, UPN y UPD traguen con el acuerdo de una coalición social nacionalista o nacional socialista, como quieran. Pero supongamos que Mariano y compañía se vuelven locos y tragan. Hombre, si por escrito ZP traicionó a conciencia el Pacto Antiterrorista, calcule el lector qué haría con unas palabritas entre caballeros que se las lleva el viento. Si doña Mª Teresa descalificó el Pacto Antiterrorista llamándolo “papelito”, calcule qué hará con estas palabritas llegado el caso. Miguel Sanz ha declarado que le parece aproximadamente bien el intento de ese pacto. Como Roberto Jiménez, no se lo cree pero lo dice. Bueno, y si se lo cree muchísimo peor me lo ponen. Imprudente el adorno presidencial. Uno puede entender las necesidades de los vuelos domésticos, pero no tanto.
Cerraré citando al prócer Eguiguren en su entrevista de El País. Respecto del funesto proceso dice “Yo creo que intentamos un logro histórico”. Aparte de su perversa intención al presentarnos la transacción con nuestros muertos como algo benéfico, no me negarán que el tipo tira patrás de engreído y visionario. Eso después del proceso de seis muertos y un país partido. Pues nada amigos, puestos, voy a intentar un hecho histórico antes de acostarme. No sé, cualquiera que me dé pasaporte a la fama. Subir en cohete a la luna, algo a costa de la unidad contra Eta. No sé, algo. Qué cachondo el tío. Desahogao.

05 abril 2008

Trágico vodeville


Patxi López, es decir Zapatero, faz hormigonada. En la capilla ardiente de Isaías Carrasco, asesinado por el sanguinario subidón de sus contertulios, no encontró momento para reñir a los nacionalistas ni a IU, agencia de colocación. No señores. Sabido es que la bronca se la ganó Rajoy. Y oiga, a usted le puede gustar o disgustar el gallego, pero es de justicia decir que representa al único partido no enmerdado en la terrible representación de la negociación zapatereña con Eta.
Moción de censura en Mondragón para sacar a la emakume alcaldesa y sus proetarras de la alcaldía. ¡Es que no condenan el asesinato de Carrasco! Como si los anteriores féretros fueran vacíos y no con muertos tan matados como el buen Isaías. Pero ahora sí, ahora a por ANV, que lo dice ZP. Y los nacionalistas, vaya, que no entran. El PSE se declara escandalizado porque así permiten la continuidad de ANV a los mandos del ayuntamiento. Vamos, lo mismito que ellos han favorecido y tolerado hasta ahora. Más. Moción reprobando el comunicado en el que Eta asume el asesinato. Itziar Lamaráin, del partido ese del malo malísimo Rajoy, se queda sola en el intento. Sumando las ausencias de PSE, PNV e IU, las matemáticas dan lo justico para entregar la victoria a la alcaldesa de ANV. Alcaldesa por la gracia –maldita la gracia– de ZP que la dejó entrar y pillar de nuestros dineros, la tal Inocencia. Ganas de jorobar con el nombrecico. Otra victoria etarra en aquel triste rincón guipuzcoano.
Anteayer el diario El País destacaba la mirada de Sandra, hija de Isaías, en un acto que en honor de las víctimas organizaron las Juntas Generales de Guipúzcoa. Que dicho sea de paso, las narices me iban a pillar a mí para hacer de coartada. Pero eso es otra cosa. El caso es que la mirada pensativa de Sandra movía a interrogación al periódico de Prisa. En las cercanías se encontraba la señora Zenarruzabeitia, de los de la partida de Erkoreka, que se negaron a desalojar a la emakume del poder en Mondragón, siquiera por un algo de respeto hacia su padre. Sin embargo tenían el cuajo de presentarse en un acto con víctimas del terrorismo. ¿Quién hablaba de utilización de las víctimas? Bueno, no es la primera vez que lo hacen. Últimamente Ibarretxe encuentra quien le viste burlas de ese jaez.
Y Zapatero con el PNV que si patrás que si palante, que diríamos aquí. Al teatrillo. Erkoreka y los suyos hacen como que rectifican, pero no lo hacen. Del fondo del escenario llegan las voces de Zapatero y López. Dicen que, aunque no es suficiente, los del racista Arana van en la dirección correcta. Eso les da pie para no hacer ascos a los votos de la cuadrilla de Urkullu en el Congreso. Y así. Todo bastante repugnante en este trágico vodeville.
No puedo dejar de pensar en la mirada pensadora de Sandra. Esa por la que se interrogaba El País para así afear la conducta a Zenarruzabeitia, al PNV. Ese diario debiera hacer algún reproche, serio, de calado, para los socialistas en toda esta farsa. No lo hará. Y es que los guionistas de la obra tienen asignado el papel estelar de malo precisamente a quien no tiene una sola palabra en el libreto. Así tienen donde descargar sus deslealtades y engaños cuando vienen mal dadas. Como aquella bochornosa noche en la capilla de Isaías Carrasco. Qué rostro, qué triste.

02 abril 2008

Casa Madrid


Cuando piso el centro de Madrid me siento como en casa. Debe ser que siempre voy al encuentro de buenos amigos. Y así es. Pero es que, además, este visitante provinciano llega al despreocupado cabo de la semana, al relajo del finde. A mi llegada el pasado viernes, la tarde noche madrileña amenazaba ya de muerte a la rutina de entresemana. La acelerada tensión laboral de la mayoría cedía a ojos vista, languidecía frente al pulular de los primeros grupos de muchachos y muchachas que, a modo de avanzadillas, abren paso hacia las horas del ocio, donde se reunirán con los demás, mayores, descargados definitivamente –hasta el lunes– de trajines y angustias cotidianas.
Los restos de la templada tarde madrileña me reciben amables cuando emerjo desde el metro por las escaleras de una de boca de Sol. Alzo la vista y el cuadro de cielo inscrito entre los tejados amenaza nuboso. Pero no le creo y me despido de ese Tío Pepe con un guiño. Camino hasta la casa de mi amigo. Como siempre, me recibe de la mejor manera. ¿Cuál será? Muy fácil, se limita a ser él: cordial, cariñoso, confianzudo, bueno. No hay nada impostado en Agapito Maestre y su familia. Así que, gracias a ellos, además de otras razones digamos que de índole socio ambiental, me encuentro como en casa cuando llego a Madrid. Sí.
Picoteamos embutido, un refresco y a la calle en busca de un taxi. Tras liquidar un asunto de los suyos, nos reunimos con dos amigos más: Mariano y Ricardo. Dos tipos que dejan poco hueco al aburrimiento y la levedad. Mucho hablamos de la situación política: de cómo encarará la legislatura el pérfido ZP con su temible idea de esta piel de toro, de si Rajoy se aparecerá en cuerpo y alma ideológicos, de las víctimas y de mil cosas. Al día siguiente asistiré a una reunión de la AVT, con Alcaraz y la Junta a la cabeza de los 22 delegados territoriales. La última que presidirá el de Torredonjimeno. Me expresan buenos consejos y sus mejores deseos para los míos, los de la AVT. Estos tres son de ley. Cerramos con pelotazo en un bar de copas. Tras promesas de nuevas citas, incluso –te lo recuerdo Ricardo– en Navarra, a dormir. Poco, bien y contento. Buenos tipos.
Al día siguiente la reunión. Nuevamente amigos: gente decididamente asida a la convicción de que las víctimas son ciudadanos de pleno derecho, no meros objetos de piedad. Formulación del maestro Maestre que repito hasta la saciedad. Detrás de cada uno de esos compañeros de la AVT hay duras historias. Dolor que les ha hecho temblar muchas veces e incluso caer, pero que no ha conseguido doblegarlos. La viuda veinteañera, hoy abuela de nietos sin abuelo. La joven hija cuyo padre no ha vuelto a ser sombra de quien era tras aquella bomba que enviaron a casa. El TEDAX que hoy vive gracias al cuerpo de su compañero, su llorado amigo, que paró la onda expansiva de la explosión. El hijo para el que su padre son las fotos, los relatos y el amor de su madre… porque no lo recuerda: lo mataron siendo niño pequeño. El policía que recuerda a sus compañeros destrozados por la explosión y el miedo que le dominaba cuando, maltrecho, se irguió pistola en mano para defenderse, convencido de que venían para rematarlos. El hombre que no ha conseguido volver al cementerio de su pueblo. Allí donde reposan los desarmados restos de sus dos sobrinitas y de su hermano, amigo y confidente. Jienense cementerio de blancos muros en los que hijos de Satanás pintaron “viva Eta”. El padre cuyo hijo salió temprano de casa para tomar el cercanías en Alcalá y que, como los otros 191, no volvió a cruzar el umbral de un hogar que, amoroso y testarudo, se resiste a dejar de esperarlo. Me impresiona su afabilidad, me acaricia la paz que transmite, con ayuda de Dios, que lo sé, amigo.

Y así tantas historias. Historias que los tumbaron, ciertamente, pero que no han conseguido destruirlos. Ciudadanos que, acopiando fuerzas y cuidando heridas, se yerguen firmes, españoles. Palpo dignidad y coraje ciudadanos cuando contemplo el resultado de sus epopeyas personales.
Ventilamos nuestros asuntos y parto de regreso a Pamplona. Me acompaña muy especialmente el recuerdo de las viudas, mis compañeras viudas, corajudas mujeres. En mi teléfono observo con mimo la foto de mi madre, la amá Rosa, viuda, buena, fuerte. Lloro dichoso hacia dentro. Vuelo de vuelta constipado y feliz; cargado de los bellos ecos amicales, nocturnos y diurnos. Gracias a unos y otros porque, nuevamente, desde casa regresé a mi hogar.