Escapar

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El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

18 septiembre 2013

LOS ULAYAR Y LA IDEA DE ESPAÑA, por Hermann Tertsch - ABC, 17.09.13


EL sábado de la pasada semana, el pueblito navarro de Echarri Aranaz fue escenario de una bella escena. En un precioso día soleado de las postrimerías de verano, un pequeño grupo de amigos llegados de fuera, con algún niño, pintaban la fachada de una casa. Cuando terminaron lucía en un azul tenue. Después posaron sobre ella un sinfín de manos con pintura blanca. Más que una lavada de cara de la casona, era aquella pintura fresca azul con manos blancas el retorno de la nobleza a ese pueblo castigado con el permanente envilecimiento por la historia de este medio siglo de crímenes, de silencios cómplices, de cobardías y de olvidos culpables. La pintura azul borraba una vez más palabras de odio contra los propietarios y contra España. Con su «Gora ETA militarra». Una vez más habían llegado los cómplices de los asesinos a dejar sus siniestros lemas y garabatos en la fachada. Pero una vez más habían llegado después los dueños a dejar claro que existen y que todos los brutales intentos por hacer desaparecer su huella en la aldea de sus mayores fracasan. Había llegado a limpiar la fachada de infamias. Pero ante todo a llenar de coraje y dignidad esa casa, esa calle y esa aldea con su mera presencia, la familia Ulayar.

La vida en Echarri Aranaz está marcada por la tragedia de esta familia, por el crimen que delante de aquella casa segó la vida del padre, Jesús Ulayar, el día 27 de enero de 1979. Los asesinos fueron capturados y condenados. Nunca cumplieron toda la condena y una vez liberados, fueron recibidos con fiestas y supremos honores en el pueblo. Hoy los asesinos son todos hijos predilectos del pueblo. Echarri Aranaz es un pueblo en manos del poder emanado del crimen y del miedo. Es uno de los casos más trágicos y sangrantes, más ofensivos, de un destino tristemente común, la ausencia de España de miles de pueblos españoles. De los que el Estado y su mensaje de unidad, libertad y ley, se batieron en retirada. Ante la indiferencia de la sociedad española, indolente, consumista y deseosa de olvidar un pasado franquista de nula gloria para esa mayoría que se pretendía antifranquista. La gran mentira de la España postfranquista como enfermedad nacional. Pero España no se retiró sólo del País Vasco. Con la educación en manos de los nacionalismos se entregó a los enemigos de la idea de España su arma más eficaz. También en Cataluña. Y así crecieron los organismos volcados en la promoción del odio a España, su ridiculización, al desprecio e ignorancia de la historia común. España ausente de sí misma, mientras el enemigo borra las huellas de su omnipresencia multisecular.

Dicen algunos que todo está perdido. No tiene que ser así. Los Ulayar existen. Por todas las tierras de España. Quien niegue la españolidad de Echarri Aranaz siempre se topará con ellos. Y si España, si sus gobernantes cumplen con su deber de retornar a todo su territorio, encontrará a millones que, tras décadas de miedo y silencio conveniente, sí quieren volver a defender el ideal racional de libertad y convivencia que es la Patria Grande. Los Ulayar han resistido y se han enfrentado siempre tanto a los enemigos de España como a quienes por cobardía, ideología o comodidad traicionaron su juramento. Los Ulayar de todos los rincones de nuestra geografía quieren pintar sus casas de nuevo. Volver a la verdad, histórica y cotidiana, acabar con el miedo, la mentira y la afrenta. Pero necesitan que antes y a través de sus instituciones, España, se haga presente y vigente.

Regreso a Etxarri Aranatz, por Maite Pagazaurtundúa Ruiz - Diario de Navarra, 15.09.13

La niebla envuelve el valle y desde el alto de Lizarraga parece un mar de nubes. Huele a otoño. La Sakana es dura y hermosa. La entrada al pueblo está anunciada por tres mástiles que portan tres grandes banderas: la de Navarra, la de Euskadi, y una, rescatada del pasado para jugar al mito. Esta es la que más ha gustado al mundo de ETA en los últimos años: una bandera de fondo amarillo con un águila negra, conocida como arrano beltza –‘aguila negra’ en lengua vasca-. El pueblo dormita en sábado, algún bar está abierto, los tenderos hacendosos sacan el género fresco en alguna tienda de comestibles.

El fetiche del águila negra que nos ha recibido va ligado a la historia también más oscura, la de la educación en el odio a los niños y niñas en las últimas dos generaciones. Es el signo de una idolatría fanática en llaveros, pegatinas, pendientes, camisetas, cuadros, pinturas y enmarcada una o cien veces en cada uno de los locales sociales y bares donde han sido adoctrinados y reclutados....Los fetiches y las consignas les han ayudado a deshumanizar, acosar y asesinar sintiéndose héroes y víctimas, nunca responsables de sus actos.

Vuelvo a Etxarri Aranaz para acompañar a los Ulayar nueve años más después de cuando nos convocaron para entrar caminando en su pueblo. Fue en el año 2004, 25 años después del asesinato de su padre, Jesús, en 1979. Todos los asesinos de ETA que cumplían condena, entre ellos, Vicente Nazábal, el asesino de Jesús, fueron declarados hijos predilectos del pueblo. Es, sin duda, un extraña singularidad local. Ellos, los Ulayar, tuvieron que ir abandonando el pueblo.

Caminamos entonces, en 2004, en medio del vacío ambiental, hasta la sencilla casa donde crecieron y junto a la cual asesinaron a su padre en presencia de un niño de 13 años, uno de sus hijos. Pintamos entonces la pared de la casa de azul cielo, como un acto de reparación y desagravio y estampamos nuestras manos con pintura blanca porque nosotros no matamos. Las manos permanecían esta mañana allí, ajadas, pero sobre ellas han aparecido hace pocos días tres nuevas pintadas de los fanáticos de la patria vasca. Una llama a seguir matando hasta conseguir sus objetivos políticos; otra reivindica a ETA militar, indicando literalmente “¡ETA y nada más!” y la tercera muestra la alucinación histórica al indicar “conquistadores españoles fuera”.

Un puñado de amigos hemos acompañado hoy a la familia Ulayar. Se nos han unido algunos de los vecinos justos de Etxarri. Antiguos pacifistas que también sufrieron amenaza de muerte por rechazar los asesinatos de ETA. Hemos repintado de un azul esta vez más claro –por azar- la pared, con la leve interrupción de una voz anónima que ha gritado malhumorada a distancia un “ya os vale” cargada de rencor. ¿De qué nos vale?¿de estar vivos acaso, de haber sobrevivido física y moralmente a la persecución?¿de indicar con nuestra presencia que el alma social de Etxarri Aranaz no se quiere asomar al espejo de su insensibilidad y crueldad?

Cuando ha secado la pintura, hemos vuelto a imprimir las manos blancas con emoción contenida, con el respeto debido a la dignidad humana vulnerada y ofendida tan profundamente en ese lugar, dejando un par de franjas con las manos blancas de entonces, como rastro geológico de nuestro compromiso frente a la infalible falta de ética y de decencia de los líderes locales que, como poco, han intoxicado de odio, de fanatismo y de violencia a los chicos que están orgullosos de la herencia de muerte.






10 septiembre 2013

NO ME RESIGNO - Diario de Navarra, 10.09.2013

El acoso nazionalista hasta después de la tumba
LOS de siempre, han vuelto a pintar un insultante “GORA ETA” en la fachada de nuestra casa familiar en Echarri Aranaz, a cuya puerta el etarra Vicente Nazábal tiroteó a nuestro aita, Jesús Ulayar, que quedó tendido a mis pies, muerto. Ya ven, los “derrotados” siguen persiguiéndonos incluso después de matarnos. Y digo los de siempre porque las distintas caretas y marcas que la ETA ha ido adoptando desde HB hasta hoy son un entramado -una hidra con sus múltiples cabezas- al que se nos quiere presentar como lisa y llanamente derrotado, cuando a la vista salta que, gracias a la traición del infausto Zapatero -a la que se sumaron primero el PNV y luego Mariano Rajoy como actores principales- hoy tiene más poder económico y político que nunca, exaltan a los asesinos y se carcajean de nuestros muertos.
Se regaló la legalización a la bestia cuando estaba al borde de su completa derrota. Así, se dio por buena la situación creada por el cóctel de asesinatos, acosos, amenazas, secuestros, extorsiones, etcétera con los que los terroristas moldearon durante décadas el País Vasco y buena parte de Navarra, echando a sangre y fuego al rival político ciudadano del espacio público. De ese modo, solo había un discurso: el separatista. Gente normal -y cobarde-, en aquel ambiente opresivo, decidió conceder, callar, adaptarse, que es más fácil para vivir: así se han esculpido los resultados electorales. Aunque también extendieron sus más de 850 asesinatos por toda España para amedrentar al Estado. Por culpa de los matones -y de un Estado débil con demasiados políticos necios- nunca ha habido democracia en estos lares; y sí unos claros beneficiarios de la circunstancia: el separatismo. Era evidente que unos cuantos años de ilegalización, para que el aire de la libertad corriese y nos saneara, eran paso obligado para intentar revertir la atrocidad, borrar la huella social de la bota liberticida.
Pero la referida indignidad de ZP y Rajoy en compañía del PNV, -¿recuerdan el “Mariano, no me fío de ti” de San Gil?- decidieron que, ¡aire!, apaño y fin de la cuestión. Se encargó del remate el político Tribunal Constitucional. Y los cuatro tiros que mataron a Jesús Ulayar fueron legitimados políticamente. ZP, Rubalcaba, Rajoy y sus palmeros y arriolistas han derrotado a la Justicia; nos han traicionado y han mangoneado casi todas las asociaciones de víctimas, de modo que no se salen del folio en los pellizcos de monja que dicen alguna vez. No doy el poder de herirme a esos nazis que pintan una barbaridad en casa. Lo que me indigna y pudre la sangre es ser derrotado en 1979 a manos de la ETA y sufrir como hemos sufrido los Ulayar Mundiñano (como tantas otras víctimas) durante décadas esperando Memoria, Dignidad y Justicia para, finalmente, comprobar que nos han amordazado y derrotado nuevamente quienes suponíamos eran los nuestros: PSOE y PP, apañando con los matarifes. ¡Pero si Egiguren acaba de llamar a los presos de la ETA “soldados” y nadie le va a echar de su partido¡ A su juicio, ¿sería yo un soldado si cojo una pistola y me tomo venganza? No, sería un asesino, porque aquí no ha habido una guerra.
A pesar de que el resto de las esferas de mi existencia, gracias a Dios, giran en armonía, confieso que ésta, tan importante, la vivo cansado y a veces contamina a las demás; que la vida me queda larga, desde mi infancia, desde aquellos putos años del acoso hasta esta hora amarga del cinismo. Pero juro que no me resigno. Solo soy un granito en la playa y mi vida un día se extinguirá, como una raya en el agua. Pero mientras tanto, y parafraseando a Primo Levi, proclamo que hay una libertad que jamás podrán quitar a un Ulayar Mundiñano: no otorgaré mi consentimiento, aita.