Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

30 septiembre 2009

La nación y sus muertos - Diario de Navarra 30.09.09

El pasado jueves en Leiza conmemoramos el aniversario del asesinato del cabo de la Guardia Civil Carlos Beiro. Los matarifes por el mito Euskalerria lo desventraron de un bombazo y su cuerpo quedó tendido sobre la grava de una carretera secundaria. Piso aquel lugar, la misma grava sucia de hace siete años que sigue sobrecogiéndome. En la compañía de los hijos de Carlos, ese rincón, lamentablemente descuidado, remeda mi acera, la de un momento atroz de 1979 en Echarri Aranaz. La acera que recogió el cuerpo de Jesús Ulayar abatido por los disparos del etarra Vicente Nazábal, hoy compañero de despacho favorito del prócer Zabaleta. Observo a nuestra amiga Marijose y a sus dos hijos, que rondan mi edad de entonces. Reparo en otro factor común: en el escenario del asesinato de Jesús Ulayar el ayuntamiento colocó contenedores de basura. El del bombazo contra Carlos sufre abandono que empuja al desconsuelo y renueva la afrenta. Ello a pesar de los esforzados amigos que organizan el acto, que hacen cuanto en su mano está para adecentarlo. Este año colocaron una placa cuya carga de afectos es incalculablemente mayor al de la bruñida piedra que la constituye. A la vista del lugar pregunté a uno de los concurrentes qué país que se precie permite estas cosas. ¿Qué enfermedad nos aqueja en España capaz de empujar al abandono estos lugares simbólicos, permitiendo sean colonizados por la basura y la indignidad, igual que se olvidó durante décadas a nuestros muertos?

Las víctimas fueron asesinadas para destruir nuestra nación, las mataron en nuestro lugar y son símbolos de España, de nuestra libertad. Del mismo modo que la nación española es sus víctimas, las víctimas son la nación. Si una nación irrespeta sus símbolos no se respeta a sí misma, no se quiere. ¿Se quiere España? A juzgar por estos indicios y otros de extensa relación... lo dudo. ¿Derrotista? No, que aquí anda uno dando la matraca, pero ello no me impide abrir los ojos y menear la cabeza con escepticismo. Acudieron la Delegada del Gobierno, el Presidente del Gobierno de Navarra y otras autoridades. Muy bien. Pero de no ser por el afán de unos ciudadanos, ambos representantes de los ejecutivos no habrían estado, pues nada se habría conmemorado donde la Eta cortó el hilo de los días de Carlos, que era nuestro defensor. Las víctimas hemos atravesado unos últimos años muy malos, con consignas en torno a que "el final del terrorismo" -¿y su derrota?- vendría negociando con los asesinos de Carlos mientras se zahería a las víctimas, infligiéndonos nuevas victimizaciones. Nos dieron duro a los de la AVT -ello incluye a la viuda de Carlos- porque gritábamos un sentir general en las víctimas. Malbarataron años de pelea democrática, de convenciones ciudadanas instaladas en la inmensa mayoría de los españoles. Ahora toca recuperar y mejorar rumbo.

El relanzamiento de la averiada ciudadanía pasa por autoridades que lideren con decisión. No debieran faltar a ningún aniversario de los cientos de víctimas asesinadas en España. Es más, debieran impulsar mano a mano con la iniciativa ciudadana -sin anularla, incentivándola- estas conmemoraciones. No por mero sentimentalismo; no únicamente por la memoria del muerto, que también, sino por nosotros los españoles y por nuestros hijos. La memoria de las víctimas nos permite ejercer nuestra ciudadanía. Su recuerdo en la visita a escenarios donde las mataron, como el jueves en Leiza, es una excelente forma de repetirnos que no olvidamos: saber de dónde venimos para ir adonde queremos. Vacunarnos de errores para que otro proceso no nos haga otro doloroso desgarrón. Pregunto, ¿habrá políticos que planteen y peleen en el Congreso una iniciativa comprometida con nuestros muertos, por tanto con nosotros mismos? Una ley que comprometa a los gobiernos con estas conmemoraciones anuales y en su caso con la dignificación de los lugares donde mataron a los nuestros, altares de la democracia española. Actos cívicos previstos en calendarios oficiales, manifestaciones del cariño de los españoles por sus víctimas, públicos acopios de moral ciudadana, de dignidad de una nación, la española. Nación que los secesionistas pretenden reducir a “estado”, mera estructura administrativa que ellos, en su magnanimidad, toleran. Perversión del lenguaje que hasta personas no separatistas estólidamente farfullan por una estúpida (in)corrección política. Sí, España, ámbito para la libertad frente a naciones mentira: pretextos, peanas y negocios para politicastros a los que, ora un partido, ora el otro, llevan décadas suministrándoles la soga que precisan para ahorcarnos. Es hora de que pongamos en su debido valor la sangre de los nuestros por aquello que representan: la nación española.

14 septiembre 2009

Alfonso Arteseros: España en la memoria

Los domingos a las 21:30 en Intereconomía Televisión, Alfonso Arteseros nos regala un programa llamado España en la memoria. Quien quiera respirar hondo y fresco, fuera de los aires viciados por el rencor y la impiedad en la que nos movemos en España siempre que hablamos de la historia reciente, tiene oportunidad de hacerlo a pleno pulmón cada domingo de la mano del artesano Arteseros. Después de décadas empachadas de revisiones sesgadas y maniqueas de nuestra historia del siglo XX, de preguntarnos qué somos, qué nos hemos hecho unos españoles a otros, qué nos debemos unos españoles a otros y otros a unos; en fin, después de enterrar con paladas de estiércol odioso este pasado de nuestra gran nación, el programa de Arteseros nos salva de tanta salvajada, nos salva de la antiespaña, de la antilibertad.
Con el precioso material audiovisual del que dispone y con sus invitados, nos cuenta España, sencillamente. España sin el mortal maniqueísmo que día a día nos destruye. La nación España, voluntad de los españoles de llevar adelante, con sus luces y sus sombras, una comunidad de vida extendida por los siglos. Qué asco de profesionales del odio a España. Sí, de muchos profesionales de la política y la opinión que, finalmente, se lo llevan crudo a cuenta de conflictos artificialmente azuzados y magnificados, cuando no directamente inventados. Y es que, así pasen los siglos, el origen de los grandes pecados es el mismo. El dinero y el poder explican estos tipos que predican con el odio a España sus inventadas nacioncillas supuestamente sojuzgadas, en realidad grandes sojuzgadoras de los españoles. Mientras no seamos capaces de una auténtica revolución democrática, no cambiaremos este espacio público político tan triste y desalentador que se nos presenta cada día. Así que si desean salvarse durante un rato de tanto dolor estúpido entre compatriotas, los domingos a las 21:30 manden todo al garete y pongan Intereconomía Televisión. Vayan, vayan con Alfonso Arteseros. Un tipo que cuando mira no ve la cámara, sino la cara de cada espectador: España en la memoria, con la profundamente melancólica Romanza del Concertino para Guitarra y Orquesta de Salvador Bacarisse como milagroso escipiente. Gracias Alfonso, amigo.