Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

23 agosto 2010

Cuando Uranga ganó la partida
Diario de Navarra, 24.08.2010


 

Foto: Diario de Navarra, 22.08.10
No es fácil describir las consecuencias y hasta el hecho en sí, la intrahistoria de lo sucedido entonces, de chaval, yendo por la calle acompañado de mi padre en Echarri. El minueto de Boccherini, sintonía de la serie Érase una vez el hombre, cuyo último episodio acababa de ver en la tele, aún danzaba en mi tímpano con su simple magia. Acompañaba al aita hacia nuestra furgoneta, aparcada frente a la puerta de casa. Íbamos a cargar algo antes de marchar en ella. Cuando aún no había asido la maneta de la puerta trasera, el etarra Nazábal salió de la oscuridad y lo cosió a tiros en mi presencia de trece primaveras. Sin contemplaciones. Sangre fría. Me es imposible atrapar con palabras en una descripción todo lo que supuso aquella vivencia, pero uno de los inmediatos resultados fue la impotencia. Y el agotador rebobinado, una y otra vez, sin fin, de aquella escena atroz. Mala compañera. Y ver dónde pudo uno hacer algo por su padre. Impotencia y... sabe Dios cuántas cosas más me produjo observar la huida de los dos asesinos Nazábal en aquel Chrysler 180, que encendía los pilotos de frenado mientras doblaba la última esquina de la calle. Unos pilotos que parecían soltar un burlón “ahí te quedas con eso, chaval”. Yo gritaba de impotencia, de derrota.

22 de agosto del año siguiente, 1980. Se cumplen ahora treinta. El grupo etarra Nafarroa quiso tender un asesinado más sobre el pavimento, esta vez en Cordovilla. Nada menos que veinticinco balazos contra el director de Diario de Navarra. Escuché la noticia y semejante lluvia de balas empujaba a desechar toda esperanza. Parecía mortal de necesidad. Pero José Javier llegaba vivo a la Clínica Universitaria. Para mí, para tantos navarros, el Diario suponía entonces y durante estas décadas hasta hoy, un sólido bastión frente al separatismo vasco y sus pretensiones sobre nuestra Navarra. El proyecto de sacarnos de España y meternos de cabeza en la pesadilla sabiniana, incluso a tiros y bombas. Y en ese empeño los etarras mataban y han seguido matando cientos de personas. Para nuestra desgracia familiar Jesús Ulayar no sobrevivió el año anterior en Echarri. Pero anda, que el director del Diario, de nuestro bastión, retenía obstinadamente su vida tirado en el interior de un coche camino de urgencias. Meses después del asesinato del aita, a la impotencia le tocó perder. Se veía obligada a ceder el paso ante la débil esperanza que, hora a hora, día a día, se iba haciendo fuerte en mí: uno de los nuestros podía salvarse, ganar la partida.

Y así fue. Se salvó, se recuperaba. Tras el interminable rosario de intervenciones quirúrgicas y cuidados médicos, un año más tarde la mancheta del Diario lo volvía a acoger: Director: José Javier Uranga Santesteban, entre la fecha del día y el eterno anuncio de la vieja Super Ser. Pudo haberse marchado y hacer qué se yo lejos de Navarra con el pellejo a buen recaudo, porque ofertas de trabajo no le faltaron. Pero eligió ser libre, aunque ello tuviera pesadas servidumbres. Ganó la partida. Y no sólo para él. Fue un gran día. Hace tiempo que José Javier repite que ya es viejo, que está amortizado. Lo de viejo... a qué negarlo. Pero amortizado de ninguna manera. No mientras la Virgen de Ujué te dé permiso. Gracias por sobrevivir y volver.

12 agosto 2010

El nacionalismo como idolatría

Por recomendación de un buen amigo acabo de leer Ensayo sobre los orígenes del cristianismo del teólogo vasco Rafael Aguirre. (Editorial Verbo Divino, 2001).

Yo soy, como mejor o peor puedo, cristiano. Muy mejorable, desde luego. Pero contento. Así que cada poco tengo peleíta con el pertinaz ateo que vive en mí y ando buscando a Dios. El caso es que como este blog suele ir sobre todo de "la cosa", he querido pegar aquí una porción del capítulo La fe en Dios como libertad y concretamente el párrafo final de su epígrafe Llamada contra la idolatría. Disfrútenlo.

"En Europa florecen con fuerza diversos nacionalismos. No es cuestión de analizar ahora tan complejo problema, en el que junto a legítimas reivindicaciones grupales se esconden también corporativismos insolidarios y exacerbaciones ideológicas muy peligrosas. Pero es claro que el propio grupo -y, concretamente, la propia patria o nación- es una de las realidades más fácilmente idolatradas. Además provoca un culto cuya estructura religiosa aparece con singular claridad: las emociones que suscita, las liturgias, la entrega de la vida, la división entre fieles e infieles. Escribo en un país en el que algunos matan en nombre de la patria, donde hay gente que considera héroes a los asesinos y, cuando alguno de éstos muere, no son pocos los que le consideran mártir. Para algunos, la patria se ha convertido en un valor absoluto, que ocupa el lugar de Dios, exige la entrega de la propia vida y, por supuesto, la de los demás. Creo que no basta con condenar los crímenes del terrorismo ni son suficientes consideraciones morales a la luz del valor de toda vida humana. Es necesario también realizar un crítica ideológica, a la luz del reconocimiento de Dios como único Señor, de un nacionalismo absolutizado y, por tanto, convertido en ídolo de muerte."

Evidentemente este ensayo de Rafael Aguirre no está dedicado a "la cosa" que refería más arriba. Pero lleva anidadas estas líneas sobre los nacionalismos que un creyente sincero y reflexivo no puede obviar ni olvidar. Idolatría, tú.

06 agosto 2010

Arrepentimiento, perdón y manipulación
Diario de Navarra 13.08.2010


Creo que arrepentimiento y perdón son asuntos irrenunciables en una sociedad civilizada. Pero también palabras fácilmente manipulables. Como paz, unidad... Y en el tema terrorista lo vienen siendo. Arrepentimiento y perdón, si son, dejan huella en la persona. Son trabajos de vida benéficos que aunque no se conciten, cada uno aisladamente es provechoso para cada cual y en esa medida irradia el bien, dentro y fuera de la persona: victimario o víctima. Cierto que ambos valores culminarían en bien público si llegaran a coincidir sinceramente. Espléndido. No han sido pocas las víctimas que ofrecieron su perdón públicamente. Mi madre lo hizo. Pero. Supóngase el lector víctima de una barbarie que culmina la tarea de llegar a perdonar al terrorista. Bien, empéñese en perdonar a quien le plazca que si el tipo está lejos de pedirlo o de aceptarlo -lo habitual- no hay mucho que hacer por el bien público. Aunque puede que usted haya obtenido alguna edificación personal por la que me alegraré. Pero ese delicado asunto queda en el almario, no tiene parte en la cosa pública y desde ahí no es exigible. Arrepentimiento y perdón no son cosas igualmente exigibles, pues equipararíamos verdugos y víctimas; quien inflige el daño con quien lo padece y sobrelleva como puede. Aberrante.

El arrepentido siente dolor, necesita abominar de su pasado y de la banda terrorista; acepta de grado la pena y expresa voluntad de reparación a la víctima y a la sociedad. Vamos, debe exigírsele la búsqueda sincera del bien común desde la transparencia, de modo inequívoco y colaborador. Alguien que trabaje así por rehacerse, por rescatar su propia persona de la maldad cometida, creo que de alguna manera nos rescata a todos y merece beneficios. Pero las noticias de días atrás hablaban de beneficios a etarras que escribieron en su celda cuatro líneas del siguiente pelo: “Deseo manifestar mi total desvinculación con la organización ETA por entender que la violencia no representa camino alguno para la obtención de objetivos políticos. Deseo igualmente manifestar mi arrepentimiento por el daño causado y pido disculpas a cuantos resultaron afectados por mis actuaciones.” Punto. Con esto dice Rubalcaba que están arrepentidos y piden perdón a las víctimas. Mofa de la Justicia. Engaño y manipulación de cosas sagradas. Olvido del dolor de tantas víctimas en muchos casos condenadas de por vida al trabajo de superar día a día el daño atroz, que se ve aumentado de variadas formas. Por ejemplo esta farsa del ministro.

Hay quien pide estólidamente que esas cuatro líneas se hagan llegar a las víctimas, como si con ese trámite todo cambiara. El etarra que persigue, mata y no abomina efectivamente de ello ¿no será capaz de mentir en ese trámite si así la calle ancha le espera a un tiro de piedra? Nada me importa que un etarra cumpla condena cerca de su casa, siempre que no perjudique la lucha antiterrorista. Me preocupa cuanto haya detrás. Si con la impostura de cuatro líneas turbias y clases de alfarería, estos tipos pueden progresar y en cuatro días pasean por la calle descojonándose de sus víctimas. Y que eso sea precio de algún trato. Por cierto, que a Ternera, el jefe etarra negociador lo localizaron y no lo enchironan. Siquiera en Martutene. ¿Por? Predico en el desierto, lo sé. Vergonzosamente gobierno y oposición van de acuerdo en esa y otras desvergüenzas. Resumiendo: no jueguen ustedes con asuntos sagrados, no hieran. Poco les importa. Y nada, a adornar la cosa con calles dedicadas, homenajes institucionales, lágrimas y la nueva Ley de Víctimas con su manguera de los euros.