Escapar

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El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

26 abril 2009

Víctimas del terrorismo y política

En esta nuestra España, país que según don Manuel Martín Ferrand es desesperanzador con breves intervalos en los que brota la ilusión, este título provoca sarpullidos en alguna gente. Voy a hablar de un par de tipos sociales con actitudes perjudiciales para los intereses ciudadanos de las víctimas del terrorismo. No son los únicos, pero sí los que más llaman mi atención ahora mismo. Los definiré de cuatro brochazos y entienda la cosa el fino lector como un cuadro impresionista. No cabe duda de que luego la realidad aportará más matices, pero resulta indudablemente útil identificar a este par de familias en las que encontraremos a algunos de nuestros conocidos en mayor o menor grado de pertenencia.
Esto de mezclar víctimas del terrorismo y política… quita quita, piensan ambas familias. Sólo en la maldad y en el desconocimiento encuentro explicación a esta anomalía según la cual alguien niega el carácter ciudadano, así que político, a las víctimas del terrorismo. Los biempensantes, los del rechazo más o menos desmayado e irracional, los encuentra uno entre esos buenos vocacionales de la bondad estética. Salga corriendo el lector de las inmediaciones de una persona afanada en aparecer como buena; toda prevención resulta insuficiente. En muchos terrenos y en este de las ideas políticas no menos, no actúan y se pronuncian en función de su juicio racional y crítico hacia unas u otras, fruto del discernimiento. A menudo tratan de colar como pensamiento sano y ecuánime el mero cálculo de la distancia entre dos posiciones que les permita situarse en el centro estético. Este criterio meramente geográfico, tan falto de ética, tan detestable, sin embargo los sitúa a ojos de muchos en la bondad más pura y desinteresada. Así que estas personas no se ven impelidas por una conclusión destilada de su análisis moral y ciudadano a la hora de mojarse, de "no mojarse" en realidad, sino por un fino cálculo buenista que puede resultar muy despiadado. Tras la apariencia de una intención ecuánime y santurrona por ellos edificada, se esconde el sentido estético de autosalvación frente al juicio -también estético- de los demás. Por lo demás todo muy voluble en función de la coyuntura. Al cabo, gente egocéntrica y egoísta o simplemente débil, pero siempre acomodaticia, que no disputa por una idea en el espacio público y que te dejará tirado a la primera de cambio con una sonrisa en la boca… o ni eso.
A este grupo de ciudadanos hay que añadir el segundo grupo de peligro. El de quienes niegan abiertamente la rehabilitación de las víctimas del terrorismo en el espacio público. Sostienen la cosa esta de que las víctimas no deben estar politizadas. Administrémosles medicinas y vendas y andando: víctimas objeto de piedad, pero no sujetos de derecho. Algunos de los practicantes de este pensamiento (?) defienden que las víctimas aprecian las ayudas y el dinerito; que lo demás les trae sin cuidado. Y hombre las habrá, empezando por las poquitas que pregonan con gusto crematístico esta indecencia desde sus chiringuitos. Pero hombre, que pretendan hacer pasar el cuidado de sus intereses materiales como modelo de conducta ciudadana a seguir me parece perverso. Total, que entre unos y otros las reducen a "víctimas heridos" sin mayor trascendencia política. Accidentados. Además se sostiene que sufren una suerte de disminución psicológica y social, un trauma insuperable, por el que su legitimación ciudadana representa un peligro para los designios de los partidos políticos, monopolistas de la actividad política, que para eso les votamos. En fin, la política democrática reducida al partidismo y legitimada sólo en los partidos. Gran cáncer. La política democrática reducida a la adición de papeletas. Política y partidismo confundidos en una sola cosa -vieja trampa mortal de la ciudadanía en nuestra democracia- y claro, así se entiende que muchos estén por la memez de la no politización de las víctimas.
En contra de lo que se desprende de la prédica tóxica de ambos especímenes, las víctimas del terrorismo lo son de un proyecto político totalitario. En el caso de la Eta la destrucción de la nación española. Además muchas de ellas, fueron perseguidas, asesinadas, mutiladas y heridas… con nombre y dos apellidos porque decidieron ejercer su derecho a expresar ideas políticas, decidieron ser libres y con ello defender la libertad de todos. Es decir, que plantaron cara a los matarifes. Por tanto las víctimas tienen todo el derecho a intervenir en la vida ciudadana y política. Y en estas andamos aún. A veces resulta bastante tedioso tener que explicarlo a cada paso. Y sí amigos, me da la gana de estar muy politizado. Por ello ando más libre, que mis trabajos me va costando. Hartos años me ocultaron.