Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

05 agosto 2008

Urkijo

La Oficina de Atención a Víctimas del gobierno vasco es, con la eficaz colaboración de Maixabel Lasa, una coartada para ocultar o maquillar las connivencias políticas del nacionalismo vasco con el terrorismo de Eta. Con la administración de unas ayuditas por aquí y unas lagrimitas en hipócritas homenajes por allá, el nacionalismo pretende el tratamiento de la víctima como mero “herido”, negando su condición ciudadana, por tanto política. Sí, sí, política; que somos ciudadanos y no simples objetos de piedad, castrados sociales, que es lo que le mola a Ibarretxe. Ahí está la gran cuestión, ocultar la motivación, la razón por la que Eta hace víctimas a cientos de familias: romper la nación española para la imposición de la mítica y totalitaria Euskalerria. Los motivos políticos totalitarios por los que mata Eta son básicamente los mismos supuestos políticos del nacionalismo llamado democrático... y gobernante. Ese que durante décadas se viene aprovechando de que la presión amedrentadora de los tiros y las bombas ha impedido a los no nacionalistas ocupar el espacio público, político, en igualdad de condiciones; moldeando una sociedad en dirección a los designios de Sabino Arana, aquel protonazi. Además muchos miles de ciudadanos han tenido que escapar del País Vasco y Navarra.

Ese es el gran pecado de los nacionalistas. Si el nacionalismo tuviera alguna fibra democrática, hace décadas que habría condicionado sus reclamaciones a la existencia de libertad para el adversario político. Oiga, derrotemos a Eta, déjeme treinta años de libertad a cambio de estas décadas de plomo y luego hablamos. Pero de eso no quieren saber nada. Quieren una salida “dialogada” con Eta para recoger así un último y suculento fruto, chapoteando sobre la sangre de los asesinados. Ya se sabe, el árbol y las nueces de Arzallus.

Así que las declaraciones de Txema Urkijo en torno al horroroso trance que vivimos las víctimas en estos días, van en el guión, pero no por ello son menos miserables. Este adjunto de la señora Lasa adjudica a la presión informativa de los medios de comunicación, la mayor parte del dolor que sufrimos las víctimas con la salida a la calle de De Juana, altivo y desafiante, a vivir entre sus víctimas. Y que mira, que ya han salido antes otros asesinos y no se ha montado este follón. Claro que no. Fíjese que si esto hubiese ocurrido en 1980, nadie habría escrito una sola línea al respecto de semejante ultraje, para regocijo, claro está, de este miserable sicario político de Ibarretxe.

Yo es que me acuerdo de aquellos años, que llevo mucha mili hecha. El señor Urkijo prefiere que no se diga nada, para que las víctimas no suframos. Como cuando en 1996 Vicente Nazábal, el asesino de mi padre, regresó a Echarri Aranaz y fue declarado hijo predilecto del pueblo con la connivencia de los conmilitones de Ibarretxe y Urkijo. Ese tipo salió desafiante y agrediendo e insultando a mi familia. Lanzó el cohete anunciador de las fiestas. El ayuntamiento le facilitó un contrato laboral, también con la connivencia de PNV y EA. Urkijo estará encantado de que el eco mediático del inmenso dolor de mi madre y hermanos fuera entonces escaso. Ya se sabe, ojos que no ven... nacionalista que descansa.
El nacionalismo vasco no soporta la víctima como ciudadano pleno, sujeto político como los demás ciudadanos, ni procura que se le haga justicia porque sencillamente esa visión les acusa gravemente. So infames.