Escapar

<b>Escapar</b>
El 27 de enero de 1979 tu sangre y la lluvia mojaron nuestra acera

21 mayo 2008

Una palada de mierda


En la Transición se pensó que a base de estatutos de autonomía y una sobre representación en las Cámaras, los nacionalistas se aplacarían. Se integrarían en el sistema y con la panza llena, olvidarían más gaitas. Ese bálsamo, añadido al de la graciosa impunidad concedida a muchos etarras, cuyos asesinatos pasaron sencillamente a ser olvidados –allá penas las víctimas… que algo habrían hecho– pondrían al morlaco etarra en situación de entregar la cuchara. Era la lógica de los tiempos, hombre. Pero los nacionalistas asesinos y sus cómplices, Eta y HB, más el PNV y demás, o sea, los cómplices de los cómplices –que denunciaba recientemente Aurelio Arteta en Diario de Navarra– siempre han querido más. Exactamente, lo quieren todo. La ruta marcada por Sabino Arana hacia la independencia, hacia la destrucción de la odiosa España, nunca ha sido abandonada por esos consentidos pedigüeños y extorsionadores, adoradores de lo telúrico en beneficio propio.

Y una y otra vez han ido derribando las fronteras que los ingenuos, o vete tú a saber, señalaron como tranquilizadores límites de las pretensiones secesionistas. Los cuales, una vez traspasados, requerían retranqueos que, esta vez sí que sí, establecían nuevos definitivos hitos saciantes del separatismo. Y así hasta el ridículo, como si esa gente fuera capaz de autolimitarse, de echar pie a tierra, parar en busca del bien común. Nada, nada. Estas décadas demuestran que los partidos nacionalistas tienen sentido si pedalean y sólo si pedalean. Y no les importa un muerto correr con ventaja tan decisiva y sangrienta: los tiros y bombas de Eta. Esos tipos pedalean más y mejor tras moto; tras muerto, mejor dicho.

Y Zapatero recibe por enésima vez a Ibarretxe para escenificar un desacuerdo. Zp dice que si el Estatuto que si la Constitución y que no habla mas que por ahí. Ibarretxe pide lo que hablaron en Loyola con la Eta de contertulia. Sí, los mismos que acaban de ser detenidos ahora en Francia. Oye, digo yo que, aprovechando que los tenía a mano en aquellas negociaciones políticas de nada, si Zp los hubiese enchironado ¿cuántos muertos podríamos haber evitado? Pero de estas cosas ahora queda muy mal hablar. Estamos en tiempos de unidad post mortem. Olvidemos que Zapatero es un redomado embustero. Tras las elecciones toca fiarse del felón y no pedirle más cuentas de la mendacidad, de la persecución del discrepante vía mediáticas picadoras de carne. Especialmente de carne jienense: la de Alcaraz.

Así que Rajoy, a cuenta de la representación de la Moncloa, expresa satisfacción por la insatisfacción de Ibarretxe. Añade que si Zapatero ha dado nones al ciclista alavés, los españoles hemos dado un paso adelante. Vamos, que Rajoy no ha dicho nada tras la caída del telón del teatrillo. O peor: aplaude a Zp. Con razón se ríe el socialista en sus barbas diciendo que no tiene queja del gallego en lo que va de legislatura. Que muy bien, Mariano. Es que ahora los aledaños del gallego no paran de repetir que no harán política basándose en juicios de intenciones. Aunque no se lo crea, querido lector, ¡hablan de Zapatero! La realidad es que el Plan Ibarretxe existe a costa de más de ochocientos muertos y que la reforma del estatuto de autonomía del País Vasco que, picardías y escaramuzas mediante, nos van a cocinar nacionalistas y socialistas, es hija del mismo pecado original. Y aquí todo el mundo a callar. No se cuestiona la legitimidad de la cosecha de sangre. Tendremos otra nacioncilla más en mortal detrimento de la nación española, por cuya destrucción fueron matados los nuestros. Y a sonreír, oiga.

No me extraña nada que María San Gil haya salido corriendo con desconfianzas. Está claro que el nuevo rumbo de Mariano incluye el entendimiento con los nacionalistas. Y eso no excluye al PNV. Quiere volver sobre los onerosísimos ­–en todos los sentidos– errores que nuestra democracia ha ido cometiendo durante décadas. Enterremos el Pacto Antiterrorista. Exagerado, me dirán ustedes. Pero es cierto que Rajoy ha sacado del discurso ese asunto, como otros. Y me da que Mariano, en busca de unos votos, acepta el descacharre nacional llevado a cabo por Zapatero. No siendo capaz de liderar la idea de la nación, se adapta al resultado electoral, aceptándolo como molde ideológico. Terrible pragmatismo. Ojalá que el futuro desmienta mis temores.

Total, para mí que a María, desde que se amoscó a cuenta de unas reuniones de Rajoy con Imaz a sus espaldas, algunas cosas le han desbordado el vaso de la paciencia. Pero como la otrora heroica San Gil, tentada por Rajoy nada menos que con el número dos al Congreso por Madrid, ahora es una simple cabezona manipulada por Mayor, la COPE y El Mundo… Antes que reconocer las evidentes diferencias, Génova prefiere una paladita de mierda.