El pasado día 2 de marzo Antonio Gala publicaba una de sus pequeñeces en La Tronera del diario El Mundo. Allí llama victimario a Francisco José Alcaraz. Tal cual, oiga. Y hombre, denominar a la víctima del terrorismo como a los etarras, cruza a toda velocidad la frontera de la crítica por injusta, furibunda o ácida que la imaginemos, para ingresar en un terreno moral y políticamente intransitable para quien pretenda ser un ciudadano decente. Pero al señor Gala tal pretensión le debe quedar a trasmano. Díganme si no de qué va tan escasa persona motejando a mi amigo Alcaraz de victimario, palabra apropiada para referirse a los etarras que mataron a su hermano y sobrinas. Lo insulta de peor manera que si se ciscara en sus muertos, porque lo equipara con los asesinos, los causantes de tan inmenso dolor en la familia Alcaraz. Por si fuera poco el lamentable texto está fielmente infectado de los tópicos propagandísticos de la cosa zapaterina: PP, Iglesia, AVT; ya saben. Me cuesta imaginar el pútrido mar de abyección que macera este tipo en su inhóspito almario.
Al día siguiente de la publicación de esa Tronera envié unas líneas a la sección de Cartas al Director, pero no fueron publicadas. Lamentablemente consideraron adecuada la publicación de cualquier cosa que excrete el perverso ilustrado, no así la réplica ciudadana de una iletrada víctima. Pensemos que fue un error. Así que la publico en este humilde rincón repleto de decencia, eso sí. Otra cosa no nos quedará, pero decencia sí. Lo malo es que si el amable lector quiere quedarse con la copla adecuadamente y hacerse un juicio cabal, tiene que afrontar la, gracias a Dios, breve lectura del articulito de Gala.
LA TRONERA - Revista incompleta
Oír a Rajoy, registrador de la propiedad, acariciando con su voz a currantes, amas de casa, hombres de la calle y su niña, al tiempo que pregunta qué es el bono-bus, estremece. Oír a Arias Cañete añorar los camareros finos contra los inmigrantes, eriza el vello. Ver navegar sin rumbo a Pizarro, parvenu cargado de sacos de euros, sobrecoge. Contemplar a un tal Alcaraz, victimario, de la mano con Rouco, iridiscente, y Kiko Argüello, pintor (?), abre el alma en canal. Saber al transportista Lamela, impune de momento por su inmunda torpeza, clama al cielo. Saber que Zaplana y Acebes sí que han sido paliados en el trastero, tranquiliza. Calibrar la numerosa segunda fila del PP, admira por su inútil abnegación. Imaginar sus nuevas generaciones da ganas de llorar. En cambio ver al suegro de Agag da sólo risa.
Seguidamente mis malogradas líneas:
Gala en tronera
En su Tronera, Gala tronado. Leo y me asusta el abismo de su infamia. Da miedo este ser extraño llamando victimario a Alcaraz, a la víctima del terrorismo que desobedece los sus dictados. Juega, inmoral, con las palabras. Designa igual al etarra Parot y a su víctima, Alcaraz. El uno, el matarife de 1987: dos bebés y el joven. El segundo, el tío y hermano que los enterró. Don Antonio no quiere que mi amigo Jose sea un ciudadano pleno, lo prefiere mero objeto de piedad. Así, le enfurece que clame con su voz breve y fuerte contra el tráfico político de vuestras nuestras sangres, Ángel, Esther y Miriam, chiquitinas... un beso. Desde los cielos pedid por él, pues que Gala nos lastima, sí, es verdad. Pero que a mucha lástima mueve su contemplación. Mirad que viene obligado a duro castigo: vivir y decir y hablar y escribir y pensar y respirar... todo ello consigo mismo, en su mejorable presencia.
Al día siguiente de la publicación de esa Tronera envié unas líneas a la sección de Cartas al Director, pero no fueron publicadas. Lamentablemente consideraron adecuada la publicación de cualquier cosa que excrete el perverso ilustrado, no así la réplica ciudadana de una iletrada víctima. Pensemos que fue un error. Así que la publico en este humilde rincón repleto de decencia, eso sí. Otra cosa no nos quedará, pero decencia sí. Lo malo es que si el amable lector quiere quedarse con la copla adecuadamente y hacerse un juicio cabal, tiene que afrontar la, gracias a Dios, breve lectura del articulito de Gala.
LA TRONERA - Revista incompleta
Oír a Rajoy, registrador de la propiedad, acariciando con su voz a currantes, amas de casa, hombres de la calle y su niña, al tiempo que pregunta qué es el bono-bus, estremece. Oír a Arias Cañete añorar los camareros finos contra los inmigrantes, eriza el vello. Ver navegar sin rumbo a Pizarro, parvenu cargado de sacos de euros, sobrecoge. Contemplar a un tal Alcaraz, victimario, de la mano con Rouco, iridiscente, y Kiko Argüello, pintor (?), abre el alma en canal. Saber al transportista Lamela, impune de momento por su inmunda torpeza, clama al cielo. Saber que Zaplana y Acebes sí que han sido paliados en el trastero, tranquiliza. Calibrar la numerosa segunda fila del PP, admira por su inútil abnegación. Imaginar sus nuevas generaciones da ganas de llorar. En cambio ver al suegro de Agag da sólo risa.
Seguidamente mis malogradas líneas:
Gala en tronera
En su Tronera, Gala tronado. Leo y me asusta el abismo de su infamia. Da miedo este ser extraño llamando victimario a Alcaraz, a la víctima del terrorismo que desobedece los sus dictados. Juega, inmoral, con las palabras. Designa igual al etarra Parot y a su víctima, Alcaraz. El uno, el matarife de 1987: dos bebés y el joven. El segundo, el tío y hermano que los enterró. Don Antonio no quiere que mi amigo Jose sea un ciudadano pleno, lo prefiere mero objeto de piedad. Así, le enfurece que clame con su voz breve y fuerte contra el tráfico político de vuestras nuestras sangres, Ángel, Esther y Miriam, chiquitinas... un beso. Desde los cielos pedid por él, pues que Gala nos lastima, sí, es verdad. Pero que a mucha lástima mueve su contemplación. Mirad que viene obligado a duro castigo: vivir y decir y hablar y escribir y pensar y respirar... todo ello consigo mismo, en su mejorable presencia.