Quienes defienden el liderazgo de Mariano Rajoy al frente del PP, suelen utilizar la palabra “principios”. Sostienen que Mariano no ha cambiado de principios, que nunca los traicionará. Y tienen razonable asidero argumentativo cuando se quejan de la insensatez de quienes exigen al líder pruebas de su pureza ideológica. Parece lógico pensar que quienes formulan la acusación, vienen obligados a aportar la prueba y no a la inversa, como exigen los taimados críticos. Pero esta cosa tan lógica tiene algo de trampa. Se utiliza el manto de la estridencia de algunas acusaciones periodísticas, para tapar la procedencia de dudas muy razonables sobre cuestiones no menores. Dudas que, de manera templada, han sido expuestas por el sector crítico.
María San Gil se fue de la ponencia política. Dijo que la composición del texto con Soria y Lassalle fue una carrera de obstáculos en lo referente al PNV, la nación y tal. Algo humillante. Total, que ante la actitud de Rajoy en la refriega, la guipuzcoana perdió la confianza en el jefe. Seguidamente dejaron el texto de María tal cual. Luego se dedicaron a afearle la conducta con el argumento de que el documento que salió era el suyo. Clavadito, oiga. ¡Que qué quieres, niña! Total: cabezonería, estaba manipulada como títere en una operación de Mayor contra Rajoy, que toma ansiolíticos la muchacha…
Llegado el congreso de Valencia, la ponencia es reformada evitando mencionar la actitud obstruccionista del PNV en la lucha contra el terrorismo. Esa omisión, en sí misma, ya es una enorme mentira conociendo la redacción anterior… y la vida misma, oye. Mentira, mentira… suponiendo intencionalidad en quien la perpetra, claro. ¿Lo dejamos en que fue un despiste? Pero es que no se lo cree nadie. Además, las ganas de caer simpáticos en Sabin Etxea les impulsó un poco más allá. Se agrega una reivindicación en favor de los militantes nacionalistas que se han destacado en su denodada lucha contra el terror. Y yo sin saberlo, tú. Con toda la ironía de la que fue capaz, Santi Abascal preguntó dónde estaban esos ignotos nacionalistas tan solidarios y heroicos. Nadie le respondió: no existen. Así que María, caprichosa, se fue a pesar de que le habían respetado el texto ¿no? No te joroba. Lo cierto es que María no quiso servir de coartada de esta maniobra, y dio un muy necesario aldabonazo cerrando la puerta por fuera. Personalmente me horroriza y me hiere que, tras décadas de errores en el trato con los nacionalistas, ahora se reiteren tan bonitamente; ya no sólo desde el zapaterismo, sino, y aún salvando las distancias, por el marianismo. Ojos para ver.
Rajoy compareció en el Foro ABC. Justificó el diálogo con los nacionalistas en la experiencia de 1996. Y nada, que no ha llovido desde entonces para el barbado presidente pepero. El PNV firmó el Pacto de Estella, impulsa el plan Ibarretxe, se ha opuesto a cualquier medida legal y política contra Eta, denuncia la ilegalización de los batasunos, etc. Vamos, unas cuantas cosas difíciles de ocultar ¿que no? Uno pensaba que el vaso de la paciencia del PP se habría colmado con lo de Estella, pero ya ven que no.
Y en esto del diálogo con los nacionalistas también hay trampa. O eso me parece. Afirmaba Rajoy que no tiene nada que hablar con los nacionalistas sobre la unidad de España, la lucha contra el terrorismo y tal y cual. Que hablará de otras cosas como el transporte, la economía, etc; tal como ha ocurrido estos días en el Congreso. Leche, ¿y quién se lo impide? digo yo. ¿Necesitaba el gallego ese cristo de reforma en la ponencia política, para poder votar con CIU y PNV sobre la crisis económica? En fin, no es hueso para mí. Pero tranqui, que cuando expones estas inquietantes circunstancias, siempre hay alguien que asegura que los principios no se han tocado. Y fíjate que a mí, estas cosas de las que hablo me parecen demasiado aledañas a los principios. Yo no aseguro una cosa ni su contraria al respecto. Me limito a ver y oír. Y luego a rumiar y a dudar. Dar vueltas a estas cosas tan amoscadoras, repensarlas y así y asau, es incómodo; cierto. Pero me niego a obviarlas y, como hacen algunos, afirmar con total seguridad que nadie ha tocado los principios. Y punto pelota. Será que lo saben de buena tinta. Veremos.
María San Gil se fue de la ponencia política. Dijo que la composición del texto con Soria y Lassalle fue una carrera de obstáculos en lo referente al PNV, la nación y tal. Algo humillante. Total, que ante la actitud de Rajoy en la refriega, la guipuzcoana perdió la confianza en el jefe. Seguidamente dejaron el texto de María tal cual. Luego se dedicaron a afearle la conducta con el argumento de que el documento que salió era el suyo. Clavadito, oiga. ¡Que qué quieres, niña! Total: cabezonería, estaba manipulada como títere en una operación de Mayor contra Rajoy, que toma ansiolíticos la muchacha…
Llegado el congreso de Valencia, la ponencia es reformada evitando mencionar la actitud obstruccionista del PNV en la lucha contra el terrorismo. Esa omisión, en sí misma, ya es una enorme mentira conociendo la redacción anterior… y la vida misma, oye. Mentira, mentira… suponiendo intencionalidad en quien la perpetra, claro. ¿Lo dejamos en que fue un despiste? Pero es que no se lo cree nadie. Además, las ganas de caer simpáticos en Sabin Etxea les impulsó un poco más allá. Se agrega una reivindicación en favor de los militantes nacionalistas que se han destacado en su denodada lucha contra el terror. Y yo sin saberlo, tú. Con toda la ironía de la que fue capaz, Santi Abascal preguntó dónde estaban esos ignotos nacionalistas tan solidarios y heroicos. Nadie le respondió: no existen. Así que María, caprichosa, se fue a pesar de que le habían respetado el texto ¿no? No te joroba. Lo cierto es que María no quiso servir de coartada de esta maniobra, y dio un muy necesario aldabonazo cerrando la puerta por fuera. Personalmente me horroriza y me hiere que, tras décadas de errores en el trato con los nacionalistas, ahora se reiteren tan bonitamente; ya no sólo desde el zapaterismo, sino, y aún salvando las distancias, por el marianismo. Ojos para ver.
Rajoy compareció en el Foro ABC. Justificó el diálogo con los nacionalistas en la experiencia de 1996. Y nada, que no ha llovido desde entonces para el barbado presidente pepero. El PNV firmó el Pacto de Estella, impulsa el plan Ibarretxe, se ha opuesto a cualquier medida legal y política contra Eta, denuncia la ilegalización de los batasunos, etc. Vamos, unas cuantas cosas difíciles de ocultar ¿que no? Uno pensaba que el vaso de la paciencia del PP se habría colmado con lo de Estella, pero ya ven que no.
Y en esto del diálogo con los nacionalistas también hay trampa. O eso me parece. Afirmaba Rajoy que no tiene nada que hablar con los nacionalistas sobre la unidad de España, la lucha contra el terrorismo y tal y cual. Que hablará de otras cosas como el transporte, la economía, etc; tal como ha ocurrido estos días en el Congreso. Leche, ¿y quién se lo impide? digo yo. ¿Necesitaba el gallego ese cristo de reforma en la ponencia política, para poder votar con CIU y PNV sobre la crisis económica? En fin, no es hueso para mí. Pero tranqui, que cuando expones estas inquietantes circunstancias, siempre hay alguien que asegura que los principios no se han tocado. Y fíjate que a mí, estas cosas de las que hablo me parecen demasiado aledañas a los principios. Yo no aseguro una cosa ni su contraria al respecto. Me limito a ver y oír. Y luego a rumiar y a dudar. Dar vueltas a estas cosas tan amoscadoras, repensarlas y así y asau, es incómodo; cierto. Pero me niego a obviarlas y, como hacen algunos, afirmar con total seguridad que nadie ha tocado los principios. Y punto pelota. Será que lo saben de buena tinta. Veremos.