Muchos nos acusaron en la pasada legislatura de manifestarnos al dictado de la estrategia del PP y UPN. La realidad desmiente aquella patraña insultante. Los partidos van a lo suyo y se ponen de perfil cuando lo creen conveniente. Nosotros seguimos en lo nuestro, en lo de los nuestros. En definitiva, en lo de nuestra nación, que somos nosotros en convivencia.
Hoy día 27 de enero se cumple el aniversario del asesinato de mi padre, en mi presencia de trece primaveras. Sepan los insultadores -aunque sea esfuerzo baldío dirigirse a quienes en poca estima tienen su decencia- que no tengo ni tendré más partido que el del ciudadano español Jesús Ulayar tendido a mis pies, muerto de cinco disparos del terrorista etarra Vicente Nazábal. Puedo decir honradamente que no le guardo rencor. Hay mejores empeños que llevar a cabo en esta vida. Y que dan vida, contraponiéndose a los cinco disparos que cancelaron mi ingenuidad cuasi infantil. Entre ellas mi vida plena. Con mi construcción y felicidad he tejido una insuperable "venganza".
Sin embargo esto que cuento y que podría resumirse en la expulsión del odio de mi vida, que deja hueco a la paz de vivir, no obsta para que a alguien con tan grave atrocidad a sus espaldas se le exija un verdadero arrepentimiento. Y a su causa totalitaria, así como a todo el entramado criminal etarra, una derrota en toda regla.
Mientras tal cosa no se produzca, un país que se respete a sí mismo, por tanto a sus víctimas, nunca debiera dar por prescrita aquella salvajada en el currículum del asesino. Alguien con la suficiente sangre fría como para matar a un hombre indefenso delante de su hijo de trece años en nombre de la mentira de unos fanáticos. Y quienes han sido o son los que apoyan, jalean, disculpan, comprenden, explican "razones"...
Hoy día 27 de enero se cumple el aniversario del asesinato de mi padre, en mi presencia de trece primaveras. Sepan los insultadores -aunque sea esfuerzo baldío dirigirse a quienes en poca estima tienen su decencia- que no tengo ni tendré más partido que el del ciudadano español Jesús Ulayar tendido a mis pies, muerto de cinco disparos del terrorista etarra Vicente Nazábal. Puedo decir honradamente que no le guardo rencor. Hay mejores empeños que llevar a cabo en esta vida. Y que dan vida, contraponiéndose a los cinco disparos que cancelaron mi ingenuidad cuasi infantil. Entre ellas mi vida plena. Con mi construcción y felicidad he tejido una insuperable "venganza".
Sin embargo esto que cuento y que podría resumirse en la expulsión del odio de mi vida, que deja hueco a la paz de vivir, no obsta para que a alguien con tan grave atrocidad a sus espaldas se le exija un verdadero arrepentimiento. Y a su causa totalitaria, así como a todo el entramado criminal etarra, una derrota en toda regla.
Mientras tal cosa no se produzca, un país que se respete a sí mismo, por tanto a sus víctimas, nunca debiera dar por prescrita aquella salvajada en el currículum del asesino. Alguien con la suficiente sangre fría como para matar a un hombre indefenso delante de su hijo de trece años en nombre de la mentira de unos fanáticos. Y quienes han sido o son los que apoyan, jalean, disculpan, comprenden, explican "razones"...
Aita, no te olvidamos.
Memoria Dignidad y Justicia. En mi nombre ¡NO!
Madrid, el 5 a las 5.
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