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| Los hermanos Guerra con el cafelito |
Ciertas miembras han reaccionado mal a unas declaraciones de Alfonso Guerra sobre la “señorita Trini”. Allí el hermano de aquel Juan Guerra, gestor de cafelitos de la Delegación del Gobierno en Sevilla, que estando en el paro manejaba un Mercedes y regalaba un caballo a su sobrino, ha puesto voz a lo que todo el mundo sabe y los apparatchik socialistas edulcoran. Perdió Trini y los que le apoyaban, con ZP a la cabeza, y ganaron los tomistas y quienes empujaban con él. Y ya está. Pero las niñas hembristas de ZP han decidido sobreactuar hasta el ridículo con tal de poner sordina al asunto de fondo que tocaba Guerra. Ya está. Zapatero nunca ha estado tan tocado y cuestionado dentro del PSOE.
En el pasado estas chicas tan así perdieron algunas oportunidades en relación con lo que decía y hacía Alfonso Guerra. Un par de ejemplillos. Cuando se metía con la difunta Loyola Palacio, llamándola Mariquita Pérez o Monja Alférez no saltaron las hembristas de guardia. Loyola no era mujer, era de derechas, amiga. O cuando, con ese gracejo tan suyo de bufón, llamó mariposón a Rajoy. El mariposón Cerolo y estas chicas tan fisnas tampoco piaron.
Y pasemos al feo asunto del despacho conseguidor que el hermanísimo de Alfonso, Juan, tenía en la Delegación del Gobierno de Sevilla para engrasar asuntos con cafelitos. Ello con el remate de que aquel Juan Guerra no era funcionario ni cargo de nada en aquella casa, salvo el que le invistiera su fraterna condición. Alfonso Guerra terminó por dimitir del cargo de vicepresidente. A ninguna de las miembras les vi abriendo el pico entonces por un asunto, este sí, como pa´ largar un buen rato.
