La Eta, que ha sembrado Navarra con 42 asesinatos, más de 800 en toda España, no comete sus atentados únicamente contra la convivencia y la concordia así, en general y porque sí. Demasiadas veces nuestro lenguaje oculta las motivaciones de los matarifes, contribuyendo a una percepción algo difusa del concreto ataque etarra contra la nación española, único ámbito posible de libertad. Se habla perezosamente de “sinrazón”, de “locura terrorista” y similares muletillas, como si a la Eta no le guiaran ideas y objetivos, cómo no, del acervo nacionalista vasco. Matar a cientos para torcer la voluntad de millones de españoles en pos de sacar a Navarra de la nación española e integrarla en el mito del xenófobo Arana, fuente de la idea, absurda y totalitaria, pero idea. Hablo de nación española, no de ese “estado” que en buena parte del lenguaje diario han impuesto los separatistas de toda laya con la ayuda de alguna progrería, con perdón por el palabro. Estado, como si la patria contra la que mataron a los nuestros se redujera a los pasillos de los ministerios. Aunque gracias a las chapuzas políticas de estas últimas décadas, puede que llegue el día en que haya que reconocerlo así.
En el pleno del parlamento foral poco me extrañó la postura de NaBai expresada por Zabaleta con cínica demagogia. La demagogia consiste en comparar lo incomparable. Mezcla las víctimas del terrorismo de la Eta/HB -¿te acuerdas Patxi?- que ataca a la nación y a la voluntad de sus ciudadanos a base de tiros y bombas, con una guerra civil en la que los españoles, ¡ay!, nos matamos unos a otros. La idea es diluir a las víctimas de la Eta con tal de no reconocer en ellas su significación política, pues ello coloca a muchos nabaitxus ante el espejo delator. Mal hace el PSN evitando nombrar expresamente a la Eta en esta proposición de ley con tal de no entrar en diferentes siglas asesinas. Debiéramos tener las ideas claras en esto, ya que una ley que arme un totum revolutum con las víctimas de la Eta y el etarra que las acechaba hasta que fue matado por el GAL, maldito producto de las cloacas del estado, supondría afrentar la memoria de quienes fueron matados para matar la nación. Dejemos la pereza intelectual tipo “sinrazón” y “locura terrorista” que omite su apellido ideológico: nacionalista anti español, conque anti navarro. No tapemos lo capital: es la nación española la atacada en la sangría y los ciudadanos debemos honrar a nuestras víctimas sin ambigüedades, atendiendo a qué simbolizan quienes han sido objetivo directo del terrorismo nacionalista. ¿O estoy equivocado y va a resultar que hablamos de toda “violencia” del mundo mundial si descender a tan nimios detalles?
Una última reflexión. Quien viva en la realidad no puede negar que España sufre problemas de cohesión. Estos males toman su origen en las minorías separatistas y en la estúpida gestión que al respecto han llevado adelante los grandes partidos de ámbito y vocación supuestamente nacionales. Estos últimos años han proliferado diferentes y desiguales legislaciones sobre víctimas en algunas comunidades autónomas. Ello es fuente de desigualdades y agravios entre víctimas, tratadas de modo diferente en virtud de qué estadito con parlamento y banda de música las vio nacer. Aquí un tanto por ciento, allá otro, acullá unas exclusiones que más al fondo resulta que no se contemplan, etc. ¿Me dice aquí que un 30%? ¿Por qué no un 3%? ¿Y un 300%, digo un 0,3%? ¿O es igual con tal de querer lavar la maldita negociación con la Eta, la de las connivencias policiales con los asesinos en favor del proceso que supuso el chivatazo del bar Faisán, sin aclarar hoy por Rubalcaba ni Garzón? ¡Gran afrenta a la dignidad de nuestros muertos que reclama justicia! En fin... Oigan, al menos, en lo concerniente a las víctimas, habría que dejar de cuartear, de abrir brechas en aquello que éstas simbolizan: España. Es sarcástico que se siga empobreciendo la cohesión nacional precisamente con leyes sobre nuestras víctimas. ¿Alguien da más en este trágico país? Ya en 2004 Zapatero prometió una nueva legislación nacional. Hasta hoy. ¿No sería más lógico instar a ZP para que se realice de una vez aquella promesa de hace un quinquenio? Pues nada, abandone el lector toda esperanza. Una vez se han hecho con la tiza no han de soltarla.
En el pleno del parlamento foral poco me extrañó la postura de NaBai expresada por Zabaleta con cínica demagogia. La demagogia consiste en comparar lo incomparable. Mezcla las víctimas del terrorismo de la Eta/HB -¿te acuerdas Patxi?- que ataca a la nación y a la voluntad de sus ciudadanos a base de tiros y bombas, con una guerra civil en la que los españoles, ¡ay!, nos matamos unos a otros. La idea es diluir a las víctimas de la Eta con tal de no reconocer en ellas su significación política, pues ello coloca a muchos nabaitxus ante el espejo delator. Mal hace el PSN evitando nombrar expresamente a la Eta en esta proposición de ley con tal de no entrar en diferentes siglas asesinas. Debiéramos tener las ideas claras en esto, ya que una ley que arme un totum revolutum con las víctimas de la Eta y el etarra que las acechaba hasta que fue matado por el GAL, maldito producto de las cloacas del estado, supondría afrentar la memoria de quienes fueron matados para matar la nación. Dejemos la pereza intelectual tipo “sinrazón” y “locura terrorista” que omite su apellido ideológico: nacionalista anti español, conque anti navarro. No tapemos lo capital: es la nación española la atacada en la sangría y los ciudadanos debemos honrar a nuestras víctimas sin ambigüedades, atendiendo a qué simbolizan quienes han sido objetivo directo del terrorismo nacionalista. ¿O estoy equivocado y va a resultar que hablamos de toda “violencia” del mundo mundial si descender a tan nimios detalles?
Una última reflexión. Quien viva en la realidad no puede negar que España sufre problemas de cohesión. Estos males toman su origen en las minorías separatistas y en la estúpida gestión que al respecto han llevado adelante los grandes partidos de ámbito y vocación supuestamente nacionales. Estos últimos años han proliferado diferentes y desiguales legislaciones sobre víctimas en algunas comunidades autónomas. Ello es fuente de desigualdades y agravios entre víctimas, tratadas de modo diferente en virtud de qué estadito con parlamento y banda de música las vio nacer. Aquí un tanto por ciento, allá otro, acullá unas exclusiones que más al fondo resulta que no se contemplan, etc. ¿Me dice aquí que un 30%? ¿Por qué no un 3%? ¿Y un 300%, digo un 0,3%? ¿O es igual con tal de querer lavar la maldita negociación con la Eta, la de las connivencias policiales con los asesinos en favor del proceso que supuso el chivatazo del bar Faisán, sin aclarar hoy por Rubalcaba ni Garzón? ¡Gran afrenta a la dignidad de nuestros muertos que reclama justicia! En fin... Oigan, al menos, en lo concerniente a las víctimas, habría que dejar de cuartear, de abrir brechas en aquello que éstas simbolizan: España. Es sarcástico que se siga empobreciendo la cohesión nacional precisamente con leyes sobre nuestras víctimas. ¿Alguien da más en este trágico país? Ya en 2004 Zapatero prometió una nueva legislación nacional. Hasta hoy. ¿No sería más lógico instar a ZP para que se realice de una vez aquella promesa de hace un quinquenio? Pues nada, abandone el lector toda esperanza. Una vez se han hecho con la tiza no han de soltarla.