Es preciso desprestigiar la mentira y la ocultación en política. |
Los últimos informes por el chivatazo del Faisán entregados al juez Ruz concluyen que su motivación era política, derivada de la negociación de ZP y la ETA. La canallada, lejos de lo que repite Rubalcaba, perjudicó la lucha antiterrorista. Frustró buena parte del trabajo policial de dos años en el conocimiento de la estructura chantajista, así como la detención del peneuvista Gorka Agirre, frecuentador de aquel bar centro extorsionador, casualmente el día que Josu Jon Imaz visitaba la Moncloa para escenificar su apoyo a la negociación. Gracias al chivatazo la ETA se hizo con 54.000 euros para engrasar los asesinatos de Estacio, Palate, Centeno, Trapero, Carrasco, Piñuel, Conde, Uría, Puelles, Sáenz de Tejada y Salvá. Las actas de la negociación, que cuadran con los hechos y cuyo contenido los protagonistas no se atreven a negar, relatan que la villanía del Faisán fue esgrimida ante los terroristas por los negociadores Gómez Benítez, Egiguren y Moscoso, como muestra de la buena voluntad del gobierno. El PSN criticó estos días declaraciones de Cospedal en tema terrorista por su “falta de escrúpulos”. Sabiendo lo dicho sorprende que lancen tal acusación sin sonrojarse.
El popular Trillo, diario confidente de Rubalcaba, ha declarado que el Faisán no está cubierto por el pacto antiterrorista de Rajoy y Zapatero, el de junio de 2008 cuyo contenido se nos oculta y en virtud del cual sospecho que varió la posición del PP, decidiendo además ir juntos a por la liquidación de la Rebelión Cívica de la AVT, hasta entonces vituperada hasta la náusea por el zapaterismo en base a calumnias, y de la que también hablan las actas como gran obstáculo para la negociación. Así lo dijeron los emisarios de ZP a los etarras, poniendo en el punto de mira a aquella AVT. Qué majos. Tras las elecciones de 2008 en la junta directiva nacional del PP se escucharon reflexiones que conviene no obviar: su derrota vino dada en parte por la oposición frontal de Rajoy a la negociación. No rentó. A la vuelta del retiro mejicano donde se recuperó del traspié electoral, acudió a Moncloa para cerrar ese pacto cuyo contenido nos ocultan.
El último acuerdo de populares y socialistas, Rubalcaba y Trillo mediante, consistente en no pedir la ilegalización de BILDU sino la impugnación lista a lista como ocurriera con ANV, acrecienta suspicacias sobre el contenido del pacto Rajoy-Zapatero. La ley permite ilegalizar formaciones legales en coyunda con los partidos de la ETA. Pero no. Festejan algunos esa decisión por ser unitaria, ya está: viva la unidad ovejuna. La unidad por sí sola no es un valor, sino el instrumento para alcanzar un fin: sólo la calidad del fin determinará la bondad o la maldad de la unidad. Antes era la jaculatoria de la paz, ahora la de la unidad. Me pregunto qué papel juega Miguel Sanz aquí. Sus declaraciones tras la última publicación de las actas de la negociación, resume sus melifluos pronunciamientos sobre el asunto. Resulta que no le parece lo más preocupante aquello que revelan, sino el resquebrajamiento de la unidad, lo de la jaculatoria. Finalmente volvió a afirmar que no hay negociación: lo sabe él y ya está. ¿Está Sanz en el secreto de Rajoy y ZP o le arrastra la situación? ¿Paga precio por entenderse con los socialistas? ¿Resulta que ahora confía en personajes tan veraces como Rubalcaba y ZP por cuya negociación con la ETA convocó la manifestación en defensa de Navarra? Chi lo sa. Parece que ZP ha conseguido instalarnos en la mentira y la ocultación de la mano de sus contrincantes. Varíen, dígannos la verdad y muestren las otras actas, las del pacto secreto.