El Gobierno ha concedido el tercer grado -previo a la salida
completa- al terrorista Uribetxeberria Bolinaga. Dice que para cumplir la ley:
falso. Aquel “Zapatero embustero” hizo fortuna entre quienes nos oponemos a que
el Gobierno y la ETA mercadeen con nuestra sangre. Hoy, aunque no rime, se lo
merece Rajoy. En la negociación iniciada por ZP nacieron acuerdos que
comprometen al gobierno, al PPSOE. Primero, legalización de la ETA del escaño.
Así, Rajoy y Zapatero bendijeron el dominio que, atemorizando y matando
españoles -y con ellos la libertad- consiguió la ETA en tantos lugares del País
Vasco y Navarra: moldearon la sociedad a tiros. Por tanto, el censo y el
resultado electoral. Segundo, soltar terroristas presos comenzando por los
enfermos. Por cierto, hay presos excarcelados por ese motivo paseándose chulos
como un ocho hace años. Después, gradualmente, saldrían los demás, incluyendo a
matarifes huidos que quieran regresar. Rajoy mantiene el equipo de prisiones de
ZP por algo. Rogelio Alonso, profesor universitario y reputado experto
internacional en terrorismo, fue fichado como asesor del ministro de Interior.
Contrario al apaño con la banda, terminó destituido. Otro indicio de la felonía. La sanidad
penitenciaria se transfirió al País Vasco en 2011 y el ejecutivo de López viene
clamando por el acercamiento de presos a casa. Los servicios médicos de un
Gobierno Vasco lanzado en plancha diagnosticarán a conveniencia de la impunidad
para etarras. Y tras las próximas elecciones, ni les cuento.
Como decía, el PPSOE afirma cumplir la ley. Hipócritas :
la ley otorga mucha discrecionalidad al Estado, la misma que usa con otros
presos enfermos para negarles el beneficio que sí otorga a Uribetxeberria. La
concesión del tercer grado al secuestrador de Ortega Lara, que quiso dejarlo
morir de hambre después de tenerlo 532 días en un agujero infecto, no es un
mero asunto humanitario. Lo prueban los etarras encarcelados, los de escaño y
sus corifeos, ese mogollón etarril que la necedad sigue llamando “izquierda
abertzale”. Su campaña de presión no habría visto ningún resultado en favor del
asesino y secuestrador sin arrepentir Uribetxeberria, si el Gobierno no
estuviera condicionado por acuerdos entre PPSOE, PNV y la banda. De otro modo,
Rajoy habría respondido que ante desafíos etarras la respuesta decente siempre
es no. El PPSOE arrastra dolorosamente por el barro nuestra dignidad con el
general convenio de todos los demás partidos parlamentarios, excepto UPyD.
Muchos de nuestros políticos -casi todos- hacen como que no pasa nada. Me
pregunto qué pensarán cuando acuden a los actos en memoria de las víctimas
mientras, con su silencio, ayudan a que la infamia se siga consumando más
cómodamente. Hacer como que no ves me parece un insulto más al muerto, a la
causa de la libertad, a la nación.
Hablando de actos, al del Parlamento Foral de Navarra del 27 de junio
-Día de las Víctimas del Terrorismo- se le aplicó tanta sordina que lo percibí
cuasi clandestino y vergonzante. En marzo ese mismo parlamento recibió en
comisión a una asesina etarra; y en junio a sus víctimas. Eso sí, les procuró
la agradable compañía de Bildu. Y
todos a callar. ¿Alguien tiene una paladita más de mierda? ZP humilló a las
víctimas, decían los partidistas que ahora cantan las bondades de Rajoy cuando
hace de las suyas. Y algunos se ponen tensos si se lo afeas. Hace poco dos
cargos peperos descalificaron agriamente a las víctimas más críticas con el
Gobierno, entre las que está Ortega Lara, a cuyo secuestrador se beneficia.
Iñaki Oyarzabal nos llamó ultras. Elvira Rodríguez, directamente, calificó a José Antonio de patético.
Con el psoe, con el pepé o con el popó, nunca falta el sectarismo atroz. Dolorosos tiempos.